Marcelo Trovato, manager de Pronóstico Bursátl, analiza el delicado momento económico que atraviesa la Argentina previo al balotaje legislativo de 2025
09.06.2025 • 18:40hs • Columna
Columna
Dólares del colchón, presión en el Congreso y un Riesgo País que no afloja
La economía argentina está entrando en una nueva fase de tensión silenciosa, de esas que no estallan pero erosionan.
El combo es complejo: la reciente aprobación en el Congreso de una fórmula de movilidad jubilatoria más generosa -que obligará al Gobierno a estirar el gasto social- no solo golpea las cuentas públicas, sino que lo hace en el peor momento político posible: plena campaña para el balotaje legislativo de 2025, donde el oficialismo juega buena parte de su capital.
Mientras tanto, el mercado empieza a tomar nota. Los dólares financieros operan firmes en el centro de la banda y el Banco Central no logra recomponer reservas, ni siquiera con el súper cepo vigente.
La inversión extranjera directa brilla por su ausencia, y salvo los flujos puntuales hacia los Bontes 2030, la economía real no recibe señales de confianza sostenida desde afuera. Resultado: el Riesgo País vuelve a mirar los 700 puntos básicos, zona de alerta en cualquier manual de economía emergente.
Pero hay más: en paralelo, la economía doméstica se desangra por dentro. La mora en tarjetas de crédito y préstamos personales sube de forma silenciosa pero persistente. Las PyMEs sufren embargos judiciales por deudas impositivas o bancarias, en un contexto donde la actividad no repunta y los planes de pago ya no alcanzan.
La señal de Caputo: ¿confianza o desesperación?
En este marco, apareció el anuncio de Luis Caputo: los dólares del colchón pueden usarse sin temor, que el Estado no va a mirar. En otras palabras: si tenés billetes guardados, gastalos, invertilos o sacalos a la calle. No habrá preguntas ni consecuencias.
¿Es una señal de confianza o de desesperación? El mensaje puede interpretarse como un intento pragmático por mover ahorros paralizados y activar el consumo, pero también como un síntoma de que la Argentina no consigue dólares genuinos por el canal financiero externo. En lugar de atraer capitales, le habla a sus propios ciudadanos como última fuente de financiamiento.
En términos simbólicos, no es menor: cuando el Estado libera al evasor mientras sube la presión sobre el que cumple, lo que está en juego es algo más que la recaudación. Es la arquitectura del sistema.
Tiempo de definiciones
El oficialismo empieza a chocar con sus propios límites discursivos. El ajuste sin plan de estabilización, la libertad sin reglas claras, y el orden fiscal sin ancla monetaria ni crédito externo empiezan a generar tensiones dentro y fuera del Gobierno. Mientras tanto, la oposición ve una ventana para forzar cambios que tensen la hoja de ruta del Ejecutivo, sin asumir el costo del desmadre.
En los próximos meses, la política dejará de ser espectadora para convertirse en protagonista del rumbo económico. Y si no hay capacidad de negociación, ni generación de confianza ni ingresos de capital genuino, el Gobierno tendrá que elegir entre ajustar más o sincerar su discurso.
Por ahora, el colchón sigue sosteniendo. Pero el colchón no es eterno. Y menos aún, confiable.
*Por Marcelo Trovato, manager de Pronóstico Bursátil