Microsoft, el gigante de software global, presentó resultados financieros positivos en su último trimestre fiscal, con un crecimiento interanual del 17% en ingresos y una mejora del 22% en beneficios, consolidando su posición como uno de los gigantes tecnológicos más rentables del mundo.
Durante el tercer trimestre de 2025, la compañía alcanzó ingresos por u$s77.700 millones, impulsados principalmente por el desempeño de su división de servicios en la nube, Azure, que creció un 40% interanual.
El beneficio neto de la empresa ascendió a u$s38.000 millones, lo que representa un margen bruto del 69%, gracias a la concentración en servicios digitales y software empresarial.
En tanto, la división de Productividad y Procesos de Negocios —que incluye productos como Microsoft 365 y LinkedIn— también mostró un desempeño sólido, con ingresos por u$s33.000 millones y un incremento del 24% en beneficios.
Estos resultados se dieron en un contexto de volatilidad bursátil, donde otras empresas tecnológicas enfrentaron caídas significativas. Microsoft, en cambio, logró superar las expectativas del mercado, lo que se reflejó en un aumento de su capitalización bursátil, que superó los u$s4 billones.
Analistas atribuyen este rendimiento a la integración exitosa de inteligencia artificial en sus productos, especialmente a través de Copilot, y a la expansión de su ecosistema de servicios empresariales. La compañía también destacó su compromiso con la innovación en IA, infraestructura de datos y herramientas colaborativas, áreas que seguirán siendo prioritarias en su estrategia de crecimiento.
A pesar de haber sufrido una interrupción temporal en el servicio, Azure se mantuvo como el motor principal de expansión, demostrando la resiliencia de la infraestructura digital de Microsoft y su capacidad para sostener operaciones a escala global.
El miércoles 29 de octubre de 2025, Microsoft enfrentó una de las interrupciones más graves en la historia de su plataforma de nube Azure, que afectó a millones de usuarios y empresas en todo el mundo. La caída global se originó en una falla crítica en Azure Front Door, el sistema encargado de distribuir el tráfico y garantizar la disponibilidad de servicios en la nube.
Según confirmó la propia compañía a través de su página de soporte y redes sociales, el incidente comenzó alrededor de las 16:00 UTC, cuando se detectó una pérdida significativa de capacidad en aproximadamente el 30% de las instancias de Azure Front Door.
Esta falla provocó latencias extremas, errores de conexión y tiempos de espera prolongados en múltiples servicios vinculados al ecosistema de Microsoft, incluyendo plataformas empresariales dependientes de Azure y otras internas del grupo como:
La magnitud del problema fue tal que se registraron más de 4.000 reportes en Downdetector en cuestión de minutos, con epicentros en EEUU, Europa y América Latina. En Argentina, usuarios reportaron dificultades para acceder a correos corporativos, plataformas de trabajo remoto y servicios de entretenimiento. La caída también impactó a sistemas gubernamentales y sanitarios que utilizan Azure como base tecnológica.
Este "miércoles negro" para Microsoft se produjo apenas una semana después de una interrupción similar en Amazon Web Services (AWS), lo que encendió las alarmas sobre la resiliencia de los grandes proveedores de servicios cloud. Aunque la firma aseguró que sus equipos técnicos trabajaron de inmediato para restaurar la capacidad afectada, la recuperación fue gradual y tomó varias horas, dejando a miles de usuarios sin acceso a servicios esenciales durante gran parte del día.
Expertos en ciberinfraestructura señalaron que el incidente podría estar vinculado a una actualización fallida o a un error de configuración en los sistemas de balanceo de carga global. Azure Front Door, por su diseño, gestiona el tráfico de millones de aplicaciones simultáneamente, por lo que cualquier alteración en su funcionamiento puede tener efectos en cascada.
La empresa aún no publicó un informe técnico completo, pero se espera que en los próximos días se detalle el origen exacto del fallo y las medidas correctivas adoptadas.