Estados Unidos confirmó que la asistencia financiera destinada a la Argentina alcanzaría hasta los u$s40.000 millones, como parte un paquete de apoyo estructural que combina líneas de crédito, garantías de inversión y respaldo multilateral.
La noticia fue oficializada por voceros del Departamento del Tesoro y del Consejo de Seguridad Nacional, quienes destacaron que el objetivo es "fortalecer la estabilidad macroeconómica y acelerar la recuperación productiva" del país sudamericano.
La cifra incluye aportes directos, avales para organismos multilaterales, fondos canalizados a través de agencias como la Corporación Financiera de Desarrollo (DFC)
El anuncio se produce en un contexto de negociaciones bilaterales intensificadas, tras la visita de funcionarios argentinos a Washington en septiembre, donde se discutieron reformas estructurales, acuerdos energéticos y cooperación tecnológica.
Según fuentes diplomáticas, el paquete contempla desembolsos escalonados sujetos al cumplimiento de metas fiscales y monetarias, así como garantías para inversiones en sectores estratégicos como:
También se prevé la participación del Banco Mundial y el BID en proyectos de desarrollo regional, con foco en inclusión financiera y transición energética.
Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., detalló que se trata de "una solución del sector privado para los próximos pagos de deuda de Argentina" e indicó que "muchos bancos están interesados y también varios fondos soberanos".
Desde el gobierno, la noticia fue recibida como un respaldo político clave en medio de un escenario económico complejo, marcado por la cercanía de las elecciones legislativas el 26 de octubre.
El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró el anuncio como "una señal de confianza internacional en el rumbo adoptado", mientras que analistas advierten que el desafío estará en transformar el apoyo externo en crecimiento sostenible.