Tom Lee, reconocido estratega de Wall Street y cofundador de Fundstrat, afirmó que Ethereum (ETH) tiene el potencial de proyectarse más allá del valor de Bitcoin en los próximos años.
La tesis de Lee se sustenta en una creciente convergencia entre la criptodivisa y los servicios financieros tradicionales, con Ethereum como centro estructural del ecosistema de stablecoins.
¿Por qué Ethereum y no Bitcoin?
Recientemente, Lee aceptó la presidencia de la compañía BitMine Immersion Technologies. La empresa anunció una colocación privada por 250 millones de dólares destinada a convertir Ether en su principal activo de tesorería, adoptando una estrategia similar a la que MicroStrategy diseñó con Bitcoin.
Esta decisión representa un giro claro: las firmas públicas están empezando a ver en Ethereum un activo corporativo estratégico, no únicamente una criptomoneda especulativa.
Lee ha explicado en entrevistas, incluyendo en CNBC, que el sector financiero y el mundo crypto se están fusionando. Ese proceso comenzó con las stablecoins, a las que considera el fenómeno viral de las criptomonedas.
Estas monedas digitales dependen casi exclusivamente de Ethereum como infraestructura, puesto que muchas (como USDC) son tokens ERC‑20 ejecutados sobre su cadena de bloques.
Según Lee, más del 30 % de las comisiones generadas en Ethereum provienen de stablecoins. Además, anticipa que los bancos podrían usar el mecanismo de proof-of-stake (PoS) de Ethereum para garantizar emisiones de stablecoins en el futuro. Esto introduciría a Ethereum como pilar de una economía financiera digitalizada.
La narrativa del valor futuro: ETH como nuevo Bitcoin
Si bien Lee sigue siendo extremadamente alcista con Bitcoin (mantiene una previsión de $250.000 para finales de 2025) y va más allá, planteando un precio de $3 millones a largo plazo), su visión sobre Ethereum es que podría crecer incluso más allá en términos relativos si su uso en servicios financieros continúa expandiéndose.
Como él mismo declaró, la adopción institucional combinado con el rol central de Ethereum en stablecoins y DeFi lo posiciona como el candidato natural para liderar la próxima fase de la digitalización financiera.
El cambio de muchas empresas públicas hacia Ethereum como activo de tesorería no es anecdótico. BitMine ya ha visto su acción subir más del 1.300% tras el anuncio de la estrategia con Ether, aunque el precio de ETH aún no reaccionó de forma significativa en ese momento.
Otras compañías como SharpLink Gaming también adoptaron esta estrategia, y DeFi Development lo hizo con Solana (SOL). El respaldo incluye figuras como Joseph Lubin, cofundador de Ethereum, que preside el directorio en una de estas firmas.
La acumulación institucional de Ether apunta a una narrativa: mientras Bitcoin se consolida como reserva de valor digital, Ethereum se instala como la infraestructura de los nuevos servicios financieros digitales, incluyendo contratos inteligentes, tokens y finanzas descentralizadas.
Riesgos y matices en la proyección
Aunque Ethereum acumule ventajas estructurales, aún enfrenta desafíos regulatorios, tecnológicos y de competencia. La evolución de políticas en Estados Unidos puede moldear su adopción institucional. Además, otros ecosistemas como Solana, Cardano o XRP podrían competirle protagonismo.
De hecho, según una orden ejecutiva del gobierno estadounidense, se ha incluido en una reserva estratégica del país criptos como Solana, Cardano, XRP, Ethereum y Bitcoin.
La visión de Tom Lee posiciona a Ethereum como la criptomoneda con potencial para superar en alcance, utilidad y posiblemente en valoración a largo plazo a Bitcoin, al menos en términos relativos como un activo rector de la nueva infraestructura financiera.
Su enfoque no proviene de un mero optimismo especulativo, sino de una estrategia corporativa que transforma Ether en una reserva de valor operativa con respaldo institucional.