El banco digital brasileño Nubank protagonizó, luego de la espera, esta semana una de las salidas a bolsa más destacadas del año en Wall Street, donde alcanzó una capitalización de u$s48.000 millones y se coronó como la entidad financiera más valiosa de Latinoamérica.

Nubank comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York con un precio de salida de u$s11,25, un 25% por encima de los u$s9 fijados la noche anterior y que suponían el extremo más optimista de una horquilla que había sido previamente rebajada.

Líder de la región

Una semana antes del debut, cuando el temor a la variante ómicron del coronavirus asoló los mercados, la empresa recortó sus proyecciones de llegar a un tamaño de u$s50.000 millones, pero algunos analistas apuntaron que quizás se debía a una baja demanda.

Nada más lejos de la realidad: esta fintech creada hace menos de una década en Brasil como una alternativa para su concentrado ecosistema bancario se disparó en bolsa, superando al ente más grande de la región, Itaú, y al número dos, Bradesco, según publicó el sitio de El País.

La fintech, fundada en 2013, pretende seguir su rápido proceso de crecimiento con una oferta inicial de acciones (OPI) en la meca del mercado financiero global, la Bolsa de Nueva York.

Nubank sale a la bolsa de Nueva York y se prevé que alcance un valor de mercado superior a los u$s41.000 millones

Ante este exitoso debut en la bolsa de valores, muchos inversores se preguntan, ¿quién es el ideólogo detrás de semejante logro?

Se trata de David Vélez, empresario colombiano, quién consideró en su momento que su tierra prometida para afincarse en los negocios estaba en Brasil. Su trabajo lo llevó en varias oportunidades al gigante sudamericano y a partir de esos viajes conoció lo que el mismo definió como "la pesadilla bancaria" brasileña.

Esto lo obligó en 2013 a dejar el mundo inversor para pasar del otro lado del mostrador, en esta ocasión como empresario. Junto con dos socios fundó Nubank, un banco digital que busca 'desnudar' la burocracia del sistema financiero de ese país y democratizar el acceso a los créditos y préstamos.

A poco más de seis años de su nacimiento, la fintech alcanzó los 15 millones de clientes en Brasil y en 2019 encaró su expansión regional con apertura de filiales en México y la Argentina. Vélez tenía el gen emprendedor en la sangre. Especialmente por sus 11 tíos, quienes se habían lanzado al mundo de los negocios de modo independiente.

Pero, durante mucho tiempo, esta faceta se mantuvo en estado de hibernación. Abandonó Colombia de chico para mudarse con su familia a Costa Rica, hasta que terminó el colegio. Luego decidió ir por las grandes ligas.

Estudió ingeniería en la Universidad de Stanford, donde más tarde también realizó un MBA. Los primeros pasos de su vida profesional fueron en el mundo de la banca de inversión: primero, como analista en Goldman Sachs; y luego, en Morgan Stanley.

Finalmente su camino se cruzaría con Brasil durante su etapa como senior associate del fondo de prívate equity General Atlantic. La compañía buscaba abrir una oficina en tierras brasileñas y el colombiano era lo más sudamericano que tenían entre sus filas, por lo que fue el elegido para realizar los trámites.

"Abrir una cuenta en un banco en Brasil fue una completa pesadilla. Fui a la sucursal y quedé atrapado entre las puertas, sonaron las alarmas y llegaron guardias armados. Después tuve que hacer una fila de 20 minutos. No podía creer lo horrible que era la experiencia bancaria en ese país", contó el emprendedor.

Algo parecido le sucedió en su rol de socio en el fondo Sequoia Capital, que lo envió a ese país a buscar oportunidades de inversión. No obstante, el fondo decidió que no había volumen suficiente de negocios como para justificar un desembarco en ese mercado por lo que abandonaron el plan, aunque Vélez ya tenía decidido no regresar.

"En ese momento me cansé de tener el sombrero de inversionista y tenía ganas de estar del otro lado de la mesa, hacer funcionar las cosas, crear, construir. Veía muchísimas oportunidades en Brasil, por lo que decidí quedarme", relató.

Vélez estudió ingeniería en la Universidad de Stanford, donde más tarde también realizó un MBA

Lucha de gigantes

Su experiencia con el sistema y la gran cantidad de brasileños que no estaban bancarizados lo llevó a considerar la idea de patear el tablero y cambiar las reglas de juego.

A su vez, el negocio del financiamiento se encontraba altamente concentrado en cinco players que manejaban más del 80% de los créditos: Itaú Unibanco, Banco do Brasil, Bradesco, Santander Brasil y Caixa Econômica Federal.

El terreno había resultado hostil para otros gigantes del sector como HSBC, que vendió su operación a Bradesco en julio de 2016, o Citigroup, que hizo lo propio con su unidad de retail a Itaú por u$s220 millones.

Comenzar un negocio no era fácil e incluso enfrentó la resistencia de varios inversores locales a los que consultó para conseguir capital semilla. "Estás loco, siendo extranjero va a ser imposible", recuerda que le decían.

Si no podía conseguir inversores nacionales, entonces puso sus ojos en el exterior. Sequoia Capital y Kaszek Ventures, fundado por los argentinos ex Mercado Libre Nicolás Szekasy y Hernán Kazah, aportaron u$s2 millones en marzo de 2013 para que Vélez pudiera comenzar con su aventura.

Para iniciar el proyecto convocó a alguien que conocía el mercado local, la brasileña Cristina Junqueira (actual VP). Ingeniera egresada de la Universidad de San Pablo, había realizado un MBA en la Escuela de Management Kellogg de la Universidad de Northwestern. Su carrera se había desarrollado casi exclusivamente en el sector bancario, en especial en Itaú Unibanco, donde fue portfolio manager de Itaucard.

Fundada en 2013, Nubank inició sus operaciones con una oficina en San Pablo, Brasil y 12 empleados

Asimismo, también sumó al estadounidense Edward Wible (CTO de la empresa), quien había sido compañero de Junqueira en The Boston Consulting Group, para aportar la veta tecnológica, ya que había estudiado computación en la Universidad de Princeton.

"'Nu', en portugués, quiere decir 'desnudo' y eso representa valores como la simplicidad y transparencia. Nosotros somos los enemigos de las grandes dificultades. También nos gustó la parte 'New' ('nuevo', en inglés) que tiene el sonido de la palabra", contó Vélez.

Fue así como iniciaron la fintech con una oficina en San Pablo, 12 empleados y un primer producto en mente: una tarjeta de crédito, en sociedad con Mastercard, sin costo y con tasas de interés más bajas que las del mercado. El modelo, explicaron, era posible debido al ahorro de costos por no tener sucursales físicas

Te puede interesar