Ahora fue el turno de los países que conforman el G20 en establece un impuesto corporativo mínimo global de al menos el 15% para disuadir a las multinacionales de buscar la tasa impositiva más baja en paraísos fiscales. Este acuerdo acaba con ocho años de disputas fiscales sobre cómo abordar este problema. El objetivo es que los líderes nacionales le den una bendición final en una cumbre del G-20 en octubre en Roma.

No obstante, algunos países europeos están disconformes con este acuerdo, como Irlanda, Hungría y Estonia. Sin embargo, el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, aseguró a los periodistas que estos tres países acabarán firmando el acuerdo e incorporándose al pacto.

El G20 se suma a la iniciativa del G20 para que las grandes corporaciones paguen un impuesto mínimo global

Aunque cabe destacar que también existen otros estados que no se encuentran tan cerca de adherirse al plan, pero sus economías no están entre los gigantes mundiales, como es el caso de Kenia, Nigeria, Sri Lanka, Barbados y San Vicente y las Granadinas.

Las multinacionales tributarán donde venden

Además de este gravamen del 15%, el acuerdo también cambiaría la forma en que se tributan los impuestos a las multinacionales altamente rentables, tales como Amazon o Google. De esta manera, estos gigantes tributarán donde vendan sus productos y servicios, en lugar de hacerlo en la ubicación de sus oficinas centrales, aunque también tendrán que pagar los impuestos que su país de origen les obligue a abonar.

Hay que tener en cuenta que los países miembro del G-20 representan más del 80% del producto interno bruto mundial, el 75% del comercio mundial y el 60% de la población del planeta, según Reuters; incluidas grandes potencias como Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania o India.

Las grandes empresas, así como los paraísos fiscales, no están contentos con la movida

Las grandes empresas están en conflicto con este pacto porque se sumaría a otros acuerdos fiscales de EEUU y la Unión Europea

A pesar del buen punto en el que se encuentran las negociaciones, muchos legisladores republicanos y algunos demócratas estadounidenses han puesto de manifiesto sus discrepancias con los dos supuestos pilares del acuerdo, y para que EEUU se sume al acuerdo necesita el apoyo del Congreso.

A esto se suma el aumento de impuestos planificado por Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, para las grandes empresas y los ciudadanos más ricos. Así como el impuesto digital que quiere implementar la Unión Europea a las tecnológicas. Un plan que los funcionarios del Tesoro norteamericano ven como incompatible con el acuerdo global, incluso si estuviese dirigido principalmente a empresas europeas.

Fuente: El Economista España

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