Son dos variables clave que los argentinos siguen muy de cerca para tratar de adivinar qué nivel de incertidumbre hay en materia económica, aunque no siempre reflejen lo que ocurre en la economía real.

Generalmente van juntas. Pero en las últimas semanas ha venido ocurriendo algo verdaderamente extraño e inesperado: el dólar y el riesgo país muestran movimientos en direcciones opuestas: mientras que el billete verde –el oficial, y los otros también– tiende a subir, el índice confeccionado por JP Morgan comenzó a bajar.

A la hora de acercar una explicación, los analistas aseguran que, en estos momentos, las direcciones de estas dos variables están influenciadas por motivos muy diferentes:

- La baja del riesgo país obedece, básicamente, al momento que atraviesan los mercados internacionales y a los rumores de que podría alcanzarse un buen acuerdo con los acreedores por el canje de deuda

- Como contrapartida, la suba del dólar responde a la persistencia de una muy alta demanda, poca oferta y una cantidad infinita de restricciones que el Banco Central establece día a día a quienes quieren adquirirlo, ya que necesita ser el único comprador en su afán de recomponer reservas.

 

Por qué baja el riesgo país

Que el riesgo país y el precio del dólar están disociados en este momento queda mucho más claro si se observan algunos números:

- El 23 de marzo, el riesgo país tocó los 4.166 puntos básicos (máximo del año). El contado con liqui cotizaba a $86,49 y el oficial valía $65,50   

- En la actualidad,el riesgo país se ubica en el orden de los 2.550 puntos básicos (bajó 3,8% en los que va del mes), el contado con liqui trepó a $108 y el oficial oficial subió a $72,25

En todo este tiempo, las reservas del Banco Central cayeron u$s688 millones, en parte por pagos que se hicieron, pero también por las divisas que en su momento tuvo que vender la entidad para frenar la suba del billete oficial (sin demasiado éxito según está a la vista).

"La baja del riesgo país tiene que ver con lo que viene sucediendo en las últimas tres semanas en los mercados internacionales, Estados Unidos vuela y alcanzó niveles previos a la crisis por la COVID-19, mientras que los países emergentes están pasando por un excelente momento", asegura a iProUP Santiago López Alfaro, socio de Delphos Investment.

"Este escenario ayuda a Argentina, que además tiene una buena perspectiva de arreglo de la situación de la deuda con los acreedores. Todo esto hace subir los bonos y bajar el riesgo país", añade.

Por una vez, se podría decir que el país atraviesa una suerte de "buena racha" en materia financiera: a la mejora en el diálogo con bonistas se suma el buen clima en todo el mundo ya que algunos indicadores –como el del empleo en EE.UU.– auguran que la recuperación de la economía mundial podría darse más rápido de lo previsto. Todo esto ayuda a la cotización de los bonos de deuda.

"Así como en marzo tuvimos todo en contra y se correlacionó la caída de los títulos argentinos –porque la negociación con los acreedores no venía nada bien– con la aparición en la región de la COVID-19, ahora se dio todo a la inversa: el buen clima mundial se suma a las versiones que indican que pronto se cerrará un acuerdo por la deuda y entonces el riesgo país baja", resume López Alfaro.

El dato clave es que hay gran cantidad de liquidez en el mundo y los inversores están más propensos a asumir riesgos para sumar rentabilidad. Las menores solicitudes de seguro de desempleo en EE.UU. y el mayor movimiento comercial en varias ciudades europeas (donde el aislamiento social pasó a fases más avanzadas) son indicadores que han despertado a los fondos de inversión.

"El mercado internacional se está recuperando firmemente; también los emergentes; el apetito por el riesgo está renovado. Eso genera efecto derrame para la Argentina, que recibirá inversiones de sectores que buscan buena rentabilidad y no tienen miedo al riesgo", señala a iProUP Gustavo Neffa, analista de Research For Traders.

Por qué sube el dólar

Sin embargo, mientras por el lado de la renegociación de la deuda –es decir, de los bonos argentinos y eventualmente también su impacto en acciones locales– todo parece ser buenas noticias, está claro que lo que ocurre con el billete verde está en otra frecuencia.

"El dólar va por otro canal. Como el oficial está totalmente cercado con un supercepo, casi toda la demanda se va a al contado con liqui y otra parte va al blue. Esto hace que esté más presionado de lo normal en un contexto de bajas tasas en pesos", explica López Alfaro.

El analista se refiere a las múltiples restricciones que el Central fue lanzando para evitar que se demande "moneda dura" en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), pero también a quienes se hacen de la divisa comprando bonos, a través de las modalidades MEP o contado con liqui (ver infografía)

Lo cierto es que el Banco Central se ha convertido en el único comprador de dólares en el mercado único, ya que incluso los importadores sufren restricciones a la hora de conseguir billetes para importar bienes según las últimas restricciones. Esta "exclusividad", le permitió al organismo que conduce Miguel Pesce recomponer un poco las reservas.

"La primera semana de junio, la entidad monetaria incrementó sus reservas en base a las restricciones impuestas. Calculamos que en toda la semana debe haber hecho compras por una cifra superior a los u$s200 millones", asegura a iProUP Sebastián Centurión, analista de ABC Mercado de Cambios.

En este marco, el siguiente cuadro da cuenta de la proyección del dólar realizada por los principales bancos y consultoras:

Futuro

El nivel de las reservas es seguido con atención no sólo por los integrantes del Banco Central y quienes forman parte del equipo económico del Gobierno, sino también por los analistas, que ven en una posible caída una variable más para preocuparse por el futuro de la economía argentina.

"El dólar sigue su tendencia en el mercado oficial y en el implícito está sujeto a los vaivenes y regulaciones para frenar el acceso al mercado único para evitar un mayor descenso de las reservas que, en términos netos, está en un valor que ya empieza a preocupar", advierte Gustavo Neffa.

Y agrega: "Si a eso le sumamos la caída de los depósitos en dólares, tendríamos que ser cautos respecto a las medidas que toma el Central, aunque entendemos que son más que necesarias para frenar la caída de reservas".

Sin embargo, el experto enfatiza: "Dentro de este marco, el BCRA ha logrado comprar algunos dólares y detener la caída. Sin embargo, lo hizo a costa de trabar el funcionamiento de la economía para los importadores y también complicándoles las operaciones a los inversores con acceso al MEP y al contado con liqui".

Las sucesivas trabas a estas operaciones hicieron que se achicara la brecha entre el oficial y estas cotizaciones libres, que pasó del 83% al 63% aproximadamente. Para Norberto Sosa, director de IEB, "todo esta batería de restricciones sobre el MEP y el contado con liqui más que afectar el precio, afectan la cantidad".

Así, el experto hace referencia a que a medida que se fueron incrementando las restricciones por parte del Central (y los controles por parte de la Unidad de Información Financiera y de la Comisión Nacional de Valores sobre los Fondos Comunes de Inversión), se achicó el mercado de los dólares libres.

Y aunque en las últimas semanas –a diferencia del oficial que no paró de subir– el MEP y el contado con liqui tuvieron altibajos y mayor tendencia a la baja, todo parece indicar que la tendencia de fondo es que continuarán en alza.

"En un clima de desconfianza, debilidad de la economía, con reservas que caen y pasivos que crecen, la tendencia del contado con liqui es creciente", asegura a iProUP Norberto Sosa. 

El analista de IEB subraya: "Es verdad que el riesgo país se ha comportado a la baja y que el contado con liqui muestra tendencia alcista. Pero no debemos olvidar que este tipo de dólar estuvo mucho más alto con un riesgo país mayor". 

Así, hace alusión a mediados de mayo, cuando el contado con liqui llegó a $125 mientras el riesgo país rondaba los 3.300 puntos básicos. Es cierto que eran momentos en los que la negociación con los bonistas parecía estar muy trabada y tampoco había un horizonte en la economía mundial que impulsara a los emergentes.

Sin duda, ambas variables de alguna manera siguen relacionadas. Pero el nivel de riesgo país está mucho más atado a la negociación con los bonistas y al "viento de cola" que parece llegar desde el resto del mundo. 

En tanto, el dólar parece haberse convertido en una variable estrictamente vinculada con la demanda, la oferta local de divisas y las restricciones que el Banco Central aplica para tratar de evitar que caiga el nivel de las reservas.

Incluso, mucho más que lo que ocurra con las monedas de los países vecinos, que se han valorizado frente al dólar en las últimas semanas.

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