El mercado cripto se perfila a cerrar 2025 con una postal incómoda para los más impacientes. Bitcoin está terminando el año levemente en rojo, tras haber marcado múltiples máximos históricos y un rally de más del 30% a mitad de año.

Pero quedarse solo con el precio sería interpretar mal la película. En términos estructurales, 2025 fue uno de los años más relevantes de la historia del ecosistema y dejó sentadas las bases de lo que puede ser un 2026 mucho más sofisticado, y exigente, para inversores e instituciones.

Bitcoin: qué pasó en 2025

Bitcoin arrancó el año con viento de cola político y regulatorio. El mercado descontó rápidamente un escenario procripto en EE.UU., con avances clave en marcos legales para stablecoins, mayor claridad sobre estructura de mercado y una postura regulatoria más flexible. Esto habilitó mayor innovación financiera, nuevos fondos cotizados (ETF), salidas a la bolsa de compañías cripto y vehículos híbridos entre banca tradicional y blockchain.

El combo impulsó a la mayor criptomoneda por capitalización de mercado a máximos históricos y llevó la el marketcap total del mercado cripto por encima de los u$s4,4 billones en su pico. Durante algunos meses, el sector tuvo la sensación de que "todo salía bien al mismo tiempo".

Pero duró poco. A partir del segundo semestre, el mercado empezó a mostrar grietas: correcciones abruptas, episodios de liquidaciones masivas, shocks políticos y un deterioro rápido del apetito por riesgo. Bitcoin llegó a caer más de 35% desde máximos antes de estabilizarse cerca de u$s90.000 al cierre del año. El balance: una baja anual moderada, pero con volatilidad extrema.

André Sprone, gerente de Crecimiento de Usuarios LATAM en MEXC, señala a iProUP que 2025 fue de alta volatilidad para el mercado cripto, "con fases de euforia seguidas por correcciones rápidas cada vez que cambiaban las expectativas sobre tasas de interés, liquidez global o regulación".

"En mi opinión, los puntos a destacar fueron la consolidación de productos regulados que acercan el ecosistema al inversor institucional, el avance de los marcos para stablecoins y el mayor peso de narrativas como la tokenización de activos del mundo real y las soluciones de escalabilidad", comenta Sprone.

De cara a 2026, la lectura del experto es de optimismo, pero cauteloso. "Hay espacio para un ciclo de crecimiento más maduro, con más foco en utilidad y menos en puro hype, impulsado por mayor participación institucional y por casos de uso más claros", dice.

Al mismo tiempo, indica que sigue a la espera de episodios de volatilidad relevante ligados a la macro y a la geopolítica, "por lo que la recomendación al usuario es mantener disciplina, respetar su perfil de riesgo y encarar 2026 como un año para construir posición de medio y largo plazo, más que solo para operar movimientos tácticos".

Bitcoin: la gran señal de 2025

Más allá del precio, el dato clave del año fue el cambio de comportamiento. En el último trimestre, Bitcoin dejó de moverse en tándem con las acciones y también perdió correlación con el oro. Mientras los índices bursátiles y los metales preciosos cerraron el año con fuertes subas, BTC quedó rezagado.

Lejos de ser una mala noticia, esta descorrelación empieza a perfilar a la divisa digital líder como una clase de activo con dinámica propia, menos atada al "trade macro" clásico. Para el largo plazo, es una señal de madurez, aunque en el corto genere ruido.

Iñaki Apezteguia, cofundador de Crossing Capital, destaca a iProUP que 2025 fue, "sin dudas", el año de la regulación cripto made in USA. "La aprobación del GENIUS Act marcó un punto de inflexión al darle marco legal a las stablecoins, hoy uno de los principales casos de uso de la tecnología cripto a nivel global, con Estados Unidos nuevamente marcando la tendencia".

Claves de Bitcoin en 2026

En términos de precio, asegura que fue un año errático, ya que "Bitcoin retrocedió cerca de un 7% en el acumulado anual, lo que técnicamente puede leerse como bear market, pero con una volatilidad simétrica –un upside y downside cercanos al 35%–, alcanzando un máximo de u$s 126.800 y un mínimo de u$s 74.500".

"La guerra de tarifas funcionó durante meses como un ancla para el precio y el crash del 10 de octubre, con miedo extremo, terminó de confirmar que gran parte del año estuvo dominado por procesos de manipulación y redistribución", comenta.

Bitcoin: el rol del capital institucional

Si 2025 fue el año del desembarco institucional, también fue el año del filtro. Muchos vehículos que prometían "Bitcoin con traje corporativo" quedaron expuestos.

Las llamadas digital asset treasuries o DAT –empresas que usaron caja o deuda para comprar Bitcoin u otros tokens– pasaron de ser la estrella del primer semestre a protagonizar caídas violentas. El problema fue simple: los criptoactivos no generan flujo y cuando el precio deja de subir, la ingeniería financiera queda desnuda. Incluso, los referentes del sector terminaron cotizando por debajo del valor de sus activos.

Algo similar ocurrió con los ETF y las IPO cripto. Tras un debut explosivo, varios productos sufrieron fuertes salidas de capital y desempeños decepcionantes. El mensaje fue claro. El mercado ya no compra "cripto" a cualquier precio: exige estructura, gobernanza y sostenibilidad.

Bitcoin: qué pasará en 2026

De cara a 2026, el escenario es menos ruidoso, pero potencialmente más sano. El foco del mercado empieza a correrse desde la especulación pura hacia tres ejes concretos:

Apezteguia anticipa que el escenario 2026 se vuelve estructuralmente más favorable para los activos de riesgo. "La baja de tasas iniciada en septiembre continuará, con una inflación en Estados Unidos controlada y convergiendo al objetivo del 2%".

El experto también menciona que se espera un nuevo chairman en la Fed, posiblemente Kevin Hassett, con una postura abiertamente procripto, junto con una nueva conducción en la Bolsa de Chicago (CFTC) también alineada a la innovación en derivados.

"La liquidez global seguirá en aumento, los bancos estadounidenses comenzarán a ofrecer compra y venta de Bitcoin, y el crecimiento de los real world assets –activos tokenizados– que se aceleró en 2025 profundizará su expansión en 2026. El ecosistema dejó atrás la etapa de validación: ahora entra en una fase de adopción financiera plena", dice Apezteguia.

La paradoja es que Bitcoin entra en 2026 más fuerte en fundamentos que en precio. Gran parte de los riesgos que preocupaban hace dos años –regulación hostil, falta de infraestructura, rechazo institucional– fueron parcialmente despejados. Lejos de invalidar la tesis, las correcciones de 2025 ayudaron a limpiar excesos y a construir una base más sólida.

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