El mercado cripto atraviesa uno de sus momentos más tensos. Bitcoin se mueve con extrema cautela, atrapado entre señales técnicas frágiles, un vencimiento histórico en derivados y un escenario macro que hoy favorece a otros activos financieros.

Durante las últimas ruedas, la principal criptomoneda retrocede por debajo de los u$s88.000, luego de haber coqueteado con los u$s90.000. Ether vuelve a perder el nivel de los u$s3.000 y el resto del mercado acompaña con caídas moderadas, sin episodios de pánico, pero tampoco con señales claras de acumulación.

El comportamiento refleja una decisión colectiva del mercado: esperar. Los operadores ajustan posiciones, cubren riesgos y evitan tomar apuestas direccionales fuertes en un contexto cargado de eventos técnicos y definiciones macroeconómicas.

El dato que condiciona todos los movimientos

El principal factor de presión de corto plazo es el vencimiento de opciones por unos u$s28.500 millones en Bitcoin y Ether en Deribit, el mayor evento de este tipo desde que existe el mercado de derivados cripto. El monto representa más de la mitad del interés abierto total de la plataforma.

Jean-David Pequignot, director comercial de Deribit, explica que este vencimiento genera un efecto gravitacional sobre los precios. "Cuando se concentran tantos contratos en una sola fecha, el mercado tiende a moverse hacia las zonas donde los vendedores de opciones maximizan beneficios", señala.

En ese sentido, Pequignot detalla que el nivel de "máximo dolor" para Bitcoin se ubica cerca de los u$s96.000, muy por encima de los valores actuales. Al mismo tiempo, advierte sobre otro dato clave: "el interés abierto en opciones put en u$s85.000 supera los u$s1.200 millones. Eso muestra que muchos participantes siguen protegiéndose ante una posible corrección adicional".

La lectura es clara: no hay euforia, pero tampoco capitulación. El mercado se cubre y traslada riesgos hacia los próximos meses, especialmente enero, con spreads más bajos y estructuras defensivas.

Más allá del precio: la utilidad como motor de largo plazo

En este escenario de incertidumbre, varios referentes del sector insisten en mirar más allá del corto plazo. Julián Colombo, CEO de Bitso para Argentina, plantea que el eje de la próxima etapa del mercado no pasa solo por el precio. "Para 2026, la perspectiva para Bitcoin y el ecosistema cripto en general se centra en su consolidación como una infraestructura financiera esencial".

Según Colombo, el crecimiento futuro estará vinculado a la adopción concreta. "El principal impulsor para el alza será la utilidad real: pagos transfronterizos, resguardo de valor en economías inflacionarias, acceso a activos globales y soluciones financieras que el sistema tradicional no cubre".

El ejecutivo también pone el foco en el contexto monetario internacional. "Tras los recortes de tasas de 2025, el mercado espera que la Reserva Federal continúe en esa dirección. Históricamente, ese escenario inyecta liquidez en activos de riesgo y refuerza el atractivo de bitcoin como reserva de valor alternativa".

Uno de los debates más intensos entre analistas e inversores gira en torno a la vigencia de los ciclos de cuatro años. La aparición de los ETF spot, el ingreso de capital institucional y una mayor regulación global ponen en duda los patrones históricos.

Colombo reconoce esa discusión: "es probable que los ciclos no desaparezcan, pero sí que se vuelvan menos extremos y más complejos. La institucionalización cambia la dinámica del mercado".

Un año volátil y un 2026 lleno de incógnitas

Desde el análisis técnico, Iván Bolé describe 2025 como un período especialmente desafiante para Bitcoin. "Fue un año loco, confuso y alcibajista", resume.

El analista recuerda que, tras marcar máximos históricos, el precio sufrió correcciones profundas y hoy se mueve más cerca del piso de abril que de los valores del último trimestre. "Bitcoin perdió la EMA55 semanal y el volumen no acompaña. Son señales que no se pueden ignorar", advierte.

El especialista advierte que la diagonal alcista que data de septiembre de 2023, por ahora, sigue intacta, y parece haber proporcionado el soporte actual del precio. "Ese soporte de la diagonal se proyecta muy próximo al mínimo de u$s74.500 (abril 2025) y fue reconocido a mediados de noviembre en torno de u$s80.750".

Bolé cree que "si perdemos la diagonal alcista de 2023, tenemos que pensar en soportes mucho más abajo, y las cifras son u$s71.700, u$s66.500 y u$s60.800". El analista subraya que "si este fuera el escenario, los toros deberán prender velas en la zona de u$s60.000, ya que de perderse ese soporte, las caídas serían 'prohibitivas'", en niveles de 50.000 y 40.000.

Aun así, Bolé no descarta un cambio de tendencia de fondo. "¿En qué coinciden bajistas y alcistas para 2026? En un swing alcista". La diferencia, explica, está en la magnitud y la duración. "Para algunos será un rebote técnico y una oportunidad de salida. Para otros, el inicio de un nuevo ciclo. El mercado todavía no lo define".

Bitcoin entra en 2026 sin euforia, pero con una narrativa de largo plazo que sigue intacta. Entre la cautela de corto plazo y las promesas estructurales del ecosistema, el mercado se prepara para un año donde la paciencia vuelve a ser el activo más valioso.

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