La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, publicó un comunicado donde destacó al euro digital como una herramienta unificadora para Europa y anunció que el organismo busca lanzarlo "lo antes posible".

El anuncio marca el paso más firme hacia una moneda digital oficial en la región, concebida como complemento del efectivo, aunque su avance despierta inquietud por los riesgos de vigilancia financiera y control estatal sobre los pagos.

Un proyecto de unidad y poder monetario europeo

"Aunque los billetes seguirán circulando, queremos que el efectivo también adopte la forma de euro digital", afirmó Lagarde, marcando la dirección de la nueva fase de política monetaria europea impulsada desde Fráncfort.

La funcionaria añadió: "Se trata de un gran proyecto porque el euro es nuestra moneda, tu moneda. Nos une. Es un símbolo de confianza en nuestro destino común, así que adelante con el euro digital en la siguiente y última fase de preparación".

Con esta declaración, la titular del BCE confirmó que el Consejo de Gobierno decidió avanzar en la infraestructura técnica que permitirá probar y desplegar la moneda digital de banco central minorista, prevista para 2029 si el Parlamento Europeo aprueba la legislación correspondiente.

El BCE argumenta que la medida no busca reemplazar al efectivo, sino ofrecer un instrumento complementario que preserve el acceso a dinero público en un contexto de creciente digitalización global.

En los despachos europeos, el euro digital se presenta como un escudo frente al avance de monedas privadas y al dominio de gigantes tecnológicos en los medios de pago, reforzando la soberanía económica del bloque.

Críticas, resistencia y temores por el control financiero

El avance del BCE no fue recibido con unanimidad. En el ecosistema cripto y en diversos sectores políticos, el anuncio fue visto como una amenaza a la privacidad financiera y a la autonomía individual.

"Váyase, señora, vamos a usar dinero privado", escribió Mert Mumtaz, director ejecutivo del proveedor de infraestructura Helius, en una respuesta directa a Lagarde en redes sociales.

"La moneda común es ‘un símbolo de confianza en nuestro destino común’, pero la creación de una moneda digital de banco central erosiona esa confianza al abrir la puerta al control en tiempo real de nuestros pagos y hábitos de gasto", advirtió el politólogo David Thunder.

Las críticas se intensificaron en el plano político. En Francia, Éric Ciotti, líder de la Unión de la Derecha por la República, presentó una propuesta para prohibir las CBDC y garantizar que el dinero siga siendo de libre uso.

Simultáneamente, en Alemania, el partido Alternativa para Alemania (AfD) elevó una moción para que Bitcoin sea considerado un activo estratégico nacional, en defensa de la descentralización monetaria y la privacidad de los ciudadanos.

Mientras el BCE busca posicionar al euro digital como un símbolo de confianza y modernidad, los opositores advierten que podría convertirse en un instrumento de vigilancia masiva, con capacidad para registrar y controlar cada transacción de los europeos.

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