En un mercado financiero cada vez más convulsionado, pero conectado a su vez, la clásica disputa entre el oro y Bitcoin (BTC) líder volvió a tomar fuerza, en un contexto donde ambos activos experimentaron bajas en las últimas semanas.

En este contexto, el analista David Battaglia afirmó recientemente que ambos activos "no son amigos, son competidores a muerte", en la carrera por convertirse en el refugio de valor preferido este 2025.

Comparativo de retornos entre BTC y el oro

Por su parte, se debe recordar que Bitcoin protagonizó un aumento del 700% en los últimos cinco años, superando con creces el rendimiento del oro en ese mismo periodo.

En paralelo, para 2025 la criptomoneda registró una corrección del 13% desde su último máximo histórico el pasado 6 de octubre, donde superó los u$s126.000, mientras que el oro cayó cerca del 9,5% a los u$s4.300.

A pesar de la mayor caída, el argumento de Battaglia apuntó a que Bitcoin ofrece un potencial de crecimiento muy superior, aunque con más riesgo, a diferencia del metal precioso.

Sin embargo, el oro sigue siendo un pilar en las carteras de inversionistas institucionales tradicionales, como los bancos centrales que lo acumulan, y además sirve como colateral "tier 1".

Bitcoin y el oro, una disputa por ganarse la confianza de usuarios que buscan refugio de valor

Por otro lado, el metal precioso también es considerado un refugio de valor, ya que está más que probado ante inflación o tensiones geopolíticas, entre muchas variables.

No obstante, Bitcoin ganó terreno gracias a tres factores clave mencionados en el análisis:

¿Quién ganó la batalla de valor?

Por otro lado, la gestora VanEck estimó que Bitcoin podría alcanzar los u$s180.000 hacia finales de año, y se atrevió con una proyección ambiciosa para mediano plazo.

"La mitad de la capitalización del oro después del halving de 2028", aseguró la gestora, lo que implicaría incluso unos u$s644.000 si se mantienen las tendencias.

Se trata de una competencia directa entre dos clases de activos muy distintas, uno digital, disruptivo y de alto riesgo, el otro tradicional, probado y más estable.

Es por eso que, dependiendo del perfil de riesgo del inversor, sus plazos, y su convicción sobre la evolución del sistema financiero, la respuesta a cuál de los dos es mejor cambiará. 

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