Las stablecoins -monedas digitales que mantienen paridad con divisas como el dólar o el euro- dejaron de ser en los últimos años una curiosidad del mundo cripto para convertirse en una herramienta financiera cada vez más adoptada por bancos tradicionales.

El fenómeno, que crece a nivel global, también empieza a tomar forma en América Latina y Europa, donde las entidades financieras buscan posicionarse en este nuevo ecosistema digital.

Una de las razones principales detrás de este interés es la rentabilidad. Tether (USDT), una de las stablecoins más populares, generará más de u$s10.000 millones en ganancias este año, según estimaciones.

Esto es atractivo para el sector bancario que ve en las stablecoins una oportunidad para diversificar ingresos y reducir costos operativos, especialmente en transacciones internacionales.

Además, las monedas digitales son una oportunidad para que los bancos puedan modernizar sus servicios, ya que las stablecoins permiten:

Esto representa una ventaja frente al sistema bancario tradicional. Según datos de Chainalysis, en América Latina la adopción de criptomonedas creció 42,5% en 2024, y la Argentina lideró el uso de stablecoins con más de u$s91.000 millones recibidos en criptoactivos, de los cuales 61,8% fueron monedas estables.

Bancos europeos avanzan en la adopción de stablecoins 

En Europa, los bancos ya están dando pasos concretos. BBVA anunció que lanzará su propia stablecoin en 2026, mientras que CaixaBank e ING trabajan en un proyecto conjunto con otras entidades.

Santander también está evaluando su entrada al mercado. Société Générale, por su parte, va más avanzado: ya opera con una stablecoin en euros y otra en dólares.

El contexto regulatorio también está cambiando. A medida que los marcos legales se consolidan, los bancos encuentran mayor seguridad para operar con estos activos digitales

El boom de las stablecoins no solo responde a una tendencia tecnológica, sino a una transformación profunda del sistema financiero, donde los bancos están buscando su lugar, impulsados por la necesidad de adaptarse, competir y capitalizar un mercado que ya no es exclusivo de las startups cripto.

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