Bitcoin parece haber entrado en una fase muy propia de los argentinos: la desconfianza. Hoy se sospecha de una manipulación que derivó en movimiento de precios. Pero, al igual que con quienes habitamos de este país, puede ir del desencanto al enamoramiento en un abrir y cerrar de ojos. 

La combinación de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, nuevas medidas arancelarias y una ola récord de liquidaciones dejaron a Bitcoin (BTC) en una posición cuanto menos incómoda. En apenas 24 horas, la criptomoneda líder cayó más de 12%, perforó los u$s110.000 y arrastró a todo el ecosistema digital.

Sin embargo, la reacción llegó rápido. Este lunes, BTC volvió a posicionarse por encima de los u$s115.000, mientras Ethereum (ETH) y otras altcoins también rebotaron con fuerza. El movimiento fue interpretado por los analistas como una corrección técnica dentro de una tendencia mayor que sigue siendo alcista.

La caída no fue menor. Según CoinGlass, se liquidaron más de u$s19.000 millones en posiciones apalancadas en menos de un día, el mayor volumen de liquidaciones diarias en la historia del mercado cripto. Muchos traders minoristas fueron expulsados del juego, mientras que las grandes carteras institucionales mantuvieron su exposición e incluso aprovecharon el pánico para comprar más.

Tensiones geopolíticas y "manos fuertes" al acecho

El epicentro de la tormenta estuvo, una vez más, en Washington. Trump reactivó el conflicto comercial con China al anunciar un arancel del 100% a las importaciones del gigante asiático, lo que provocó ventas masivas en acciones, commodities y criptomonedas.

La respuesta de Beijing fue inmediata: nuevos gravámenes portuarios y controles más duros sobre las exportaciones de tierras raras, un insumo clave para la industria tecnológica estadounidense. El resultado fue un cóctel explosivo para los mercados globales.

Bitcoin, después del 'flash crash': qué pasará con el precio

Sin embargo, mientras los traders minoristas reaccionaban con miedo, los datos on-chain mostraban otro panorama. Los holders de largo plazo no se movieron y la cantidad total de direcciones con BTC aumentó durante la caída. En otras palabras, las manos fuertes mantuvieron la calma y siguieron acumulando.

"Cuando los holders experimentados no venden en una caída y la base total de direcciones crece, significa que el mercado está reemplazando manos débiles por manos fuertes. Es el tipo de reinicio que suele preceder a un nuevo rally", explican desde la firma de análisis Santiment.

A pesar del contexto global de alta volatilidad que se vivió el viernes, la reacción de los usuarios en Argentina fue muy distinta. Desde Lemon advierten a iProUP que el volumen de compra cripto no estables (como Bitcoin y Ethereum) se triplicó durante la jornada.

"En los picos de actividad, llegamos a registrar 1,5 compras cripto por segundo dentro de la app", reconocen desde la plataforma. Esta dinámica refleja un comportamiento histórico del mercado argentino frente a las caídas abruptas de precios: cuando el mercado global vende, el usuario argentino, usualmente, compra.

"En esta ocasión, la mayor parte del flujo fue contra pesos, con foco en Bitcoin, Ethereum y otras criptomonedas principales", comentan desde Lemon.

La señal técnica que anticipa un rebote

A la hora de hablar de precios, los analistas detectan una divergencia alcista en el Índice de Fuerza Relativa (RSI), que muestra pérdida de momentum vendedor y posibilidad de recuperación. El soporte clave se ubica entre u$s114.000 y u$s118.000, una zona que hasta ahora demostró solidez.

Si el precio logra sostenerse por encima de ese rango, el próximo objetivo técnico se proyecta hacia u$s126.000, y de superarlo, hacia los u$s135.000-u$s150.000, según modelos de Fibonacci y estructuras de acumulación identificadas en el gráfico semanal.

"Más allá de las recientes correcciones, consideramos que la tendencia alcista de Bitcoin a mediano y largo plazo permanece intacta", asegura a iProUP Julián Colombo, director general de Bitso Argentina. 

Para el referente, "la incorporación de BTC en portafolios de fondos y empresas contribuye de manera significativa a su legitimación como reserva de valor".

"Bitcoin sigue siendo la criptomoneda predominante en las carteras argentinas: representó el 55% del total de criptoactivos en las billeteras locales durante el primer semestre, frente al 49% registrado a fines de 2024", concluye Colombo.

La manipulación detrás del pánico

Volviendo a la cuestión de la desconfianza, no todos creen que el desplome fue puramente geopolítico. Algunos inversores señalan una "manipulación coordinada" entre exchanges y grandes traders. Según el analista Mani Thawani, "el 90% de los operadores estaba en posiciones largas. Era cuestión de tiempo para que alguien apretara el botón".

Bajo ese esquema, los exchanges que compensan internamente las operaciones ("modelo B-book") pueden beneficiarse cuando los usuarios pierden. Una venta sincronizada a gran escala habría bastado para detonar la cascada de liquidaciones.

Aunque las autoridades regulatorias aún no se pronunciaron, el episodio reaviva el debate sobre la falta de supervisión real en el mercado cripto y la vulnerabilidad de los traders frente a las dinámicas internas de las plataformas.

¿Qué esperar hacia fin de año?

Pese a la volatilidad y los sobresaltos, el sentimiento de largo plazo sigue siendo optimista. "Esta bajada salvaje dejó varios bolsones de liquidez, y hacía ahí parece encaminado el precio. Los targets son u$s117.250, u$s118.000, u$s118.650 y u$s119.950", detalla a iProUP el analista Iván Bolé.

El experto cree que, "de proseguir esta senda, vemos que el último trimestre aún nos puede dar un nuevo pico histórico, en torno de u$s130.000-u$s150.000".

"El ciclo alcista está bastante maduro, y de a poco convendría internalizar que tras semejante impulso, de casi 70% desde abril, vendrá necesariamente una corrección en toda regla", concluye Bolé.

Así, mientras el dólar enfrenta presiones inflacionarias y los mercados tradicionales navegan entre la incertidumbre política y monetaria, Bitcoin sigue reafirmando su rol como refugio digital global, capaz de recuperarse una y otra vez de cada corrección. La historia reciente muestra que cada crisis fue, al final, una oportunidad disfrazada de pánico. Y esta vez, todo indica que no será la excepción.

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