En el marco de la conferencia financiera global SIBOS 2025, Visa presentó una iniciativa que promete transformar la manera en que las empresas gestionan sus pagos internacionales.

Se trata de un programa piloto de prefinanciación con stablecoins a través de su plataforma Visa Direct. La iniciativa apunta a:

Durante años, los pagos transfronterizos estuvieron atados a sistemas tradicionales que implican altos costos y demoras, dificultando la posibilidad de inmovilizar fondos con anticipación. 

Con esta nueva propuesta, Visa Direct busca aprovechar las ventajas de las stablecoins como fuente alternativa de financiamiento, permitiendo a las empresas acceder más rápidamente a liquidez y reducir las fricciones en el proceso de pago.

Chris Newkirk, presidente de Soluciones Comerciales y de Movimiento de Dinero de Visa, explicó que los sistemas actuales quedaron obsoletos y que esta integración representa un paso clave hacia la modernización.

"La incorporación de stablecoins en Visa Direct abre la puerta a pagos instantáneos a nivel global, brindando a las empresas más opciones para operar con agilidad", explicó.

Liquidez, agilidad y control: las ventajas de usar stablecoins en pagos internacionales

El uso de stablecoins en este contexto ofrece múltiples beneficios

La mecánica del piloto es sencilla:

Por el momento, Visa está trabajando con socios seleccionados que cumplen con los requisitos del programa, y prevé una expansión gradual a partir de abril de 2026

Visa Direct, la plataforma de pagos en tiempo real de la compañía, se posiciona así como un puente entre la infraestructura financiera tradicional y las nuevas herramientas digitales.

Aunque los pagos se prefinancian con stablecoins, los receptores continúan recibiendo el dinero en su moneda local, garantizando una experiencia fluida y familiar.

Con esta apuesta, Visa busca responder a una necesidad urgente del mercado: actualizar los rieles de pago transfronterizo construidos hace décadas y adaptarlos a las exigencias de velocidad, eficiencia y programabilidad que demanda la economía actual.

Las empresas con alto volumen de pagos internacionales, así como los bancos y remitentes, se perfilan como los principales beneficiarios de esta transformación.

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