Las autoridades chinas descubrieron una red de lavado de dinero con criptomonedas de casi u$s20 millones. Según datos de la investigación, el grupo estaba conformado por empleados de Kuaishou, una plataforma de videos cortos similar a TikTok, y utilizaban Bitcoin para encubrir el desvío de fondos.

La Fiscalía Popular del Distrito de Haidian, en Beijing, difundió el caso y detalló cómo se malversaron cerca de 140 millones de yuanes (u$s20 millones) a través de un complejo entramado de exchanges de criptoactivos en el exterior y el uso de mezcladores, herramientas diseñadas para dificultar el rastreo de las transacciones.

Pese a la sofisticación del esquema, los investigadores lograron seguir el rastro de los fondos y recuperar 92 bitcoins, lo que equivale a más de u$s11 millones, que fueron reintegrados a la empresa afectada.

El fiscal Li Tao, citado por medios locales, consideró que este caso expone nuevas formas de corrupción potenciadas por la tecnología:

"Este caso destaca tres características notables de la corrupción moderna en la era digital: pequeños funcionarios con gran corrupción, lavado de dinero con moneda virtual y débil conciencia de gestión de riesgos corporativos", explicó.

Por ahora hay ocho implicados que ya fueron condenados por malversación ocupacional. El Tribunal Popular de Haidian impuso penas de entre 3 y 14 años de cárcel, además de multas económicas. 

China mantiene una dura postura contra las criptomonedas.

Más allá del monto de dinero involucrado en esta operación de lavado, el caso refleja un fenómeno más amplio: la convergencia entre corrupción empresarial y tecnologías emergentes como las criptomonedas.

Este cruce habilita nuevas formas de evasión y lavado que desafían los mecanismos regulatorios convencionales.

China mantiene una dura postura frente a este tipo de delitos financieros. Hace algunos años, el país prohibió casi por completo el uso y la minería de criptomonedas, con el argumento de proteger la estabilidad económica y prevenir actividades ilegales.

En paralelo a este caso, un tribunal de Beijing condenó a Hao Gang, un exfuncionario del área financiera, a 11 años de prisión por aceptar sobornos y lavar dinero a través de Bitcoin.

La Procuraduría de Haidian, por su parte, publicó un libro blanco sobre corrupción comercial que documenta más de 1.200 casos de este tipo entre 2020 y 2024.

El informe también subraya cómo muchos esquemas actuales dependen de redes externas y tecnologías digitales para operar fuera del radar.

En ese contexto, las autoridades insisten en la necesidad de que las empresas, sobre todo las del sector tecnológico y cripto, refuercen sus sistemas de monitoreo y control.

Pese al endurecimiento del marco regulatorio, China demostró capacidad para adaptarse a los cambios globales y preservar su influencia económica. Entre las medidas más recientes para apuntalar su crecimiento se incluyen un paquete económico de u$s138.000 millones y ajustes en las tasas de recompra inversa.

Sin embargo, la línea oficial respecto a los activos digitales no cambia, y las criptomonedas siguen siendo vigiladas y las transacciones están prohibidas, incluso a través de plataformas extranjeras.

En un fallo reciente, un tribunal chino calificó el trading de futuros cripto como una forma de "juego" y condenó a empleados del exchange BKEX por "abrir un casino".

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