Mientras el Gobierno celebra la desaceleración inflacionaria, los datos recientes encienden alarmas sobre el deterioro del crédito para familias y empresas, poniendo a prueba los límites del ajuste fiscal y sus consecuencias en la economía real.
En las últimas semanas, las entidades bancarias comenzaron a registrar señales preocupantes sobre la salud del crédito:
- Los saldos impagos de las tarjetas de crédito escalaron 2,8% en marzo, el nivel más elevado en los últimos tres años
- La morosidad en préstamos personales se disparó al 4,1%, un pico en nueve meses, según datos recientes del Banco Central
Esta tendencia se agrava con el aumento de los cargos por deuda incobrable en el sistema financiero, que alcanzaron un máximo en cinco años en relación con el total de activos, según información del Banco Central.
La tensión también se traslada al sector corporativo. Un repunte en los cheques rechazados y el incremento de los incumplimientos empresariales anticipan mayores desafíos, de acuerdo con un informe de la agencia Bloomberg.
El revolving se duplicó en un año
El saldo que se deja en la tarjeta de crédito sin pagar y se suma a tu cuenta el mes siguiente, conocido como revolving, creció exponencialmente. Desde los bancos advierten que puede influir la cuestión estacional, pero no deja de ser un dato alarmante.
"Es una pésima idea pagar el mínimo de la tarjeta. Se vuelve una bola de nieve porque hoy, además de la tasa nominal anual (TNA) del 84% hay que considerar el costo financiero total (CFT), que sube al 154%", advierte la economista Paula Martínez a iProUP.
"Si pensamos de acá a doce meses, la expectativa de inflación ronda el 25%", comenta para establecer un parámetro que pone en contexto lo que se cobra por hacer el pago mínimo de la tarjeta.
El economista Fabio Álvarez afirma a iProUP que "si bien las tasas bajaron, las refinanciaciones de tarjetas de crédito pueden tener una TNA que oscila entre el 60% y el 100% o más, y un CFT que puede superar el 150% o 200% anual, dependiendo de la entidad y las condiciones".
Lógicamente, mucha gente sabe que no es inteligente refinanciar el saldo de la tarjeta, pero a veces no queda otra. El experto, para esos casos, recomienda: "Preguntá explícitamente por las opciones de refinanciación que te ofrecen, solicitando siempre el costo financiero total (CFT) y el plan de pagos (cantidad y monto de cuotas)".
"No te quedes con la primera oferta. Si tenés varias tarjetas o cuentas en distintos bancos, consultá las condiciones de cada uno y, de última, pedile a un familiar, que seguramente te saldrá más barato", concluye.
La preocupación del sistema bancario
Frente a un escenario de sueldos estancados y precios caros, los argentinos recurren a estrategias conocidas.
El número de cheques sin fondos en el sistema de pagos alcanzó en abril el nivel más alto desde el inicio de la pandemia, superando los 64.000, con una tasa de rechazo del 1,3% sobre el total de cheques compensados. Para ponerlo en perspectiva, esa relación fue del 0,8% en Estados Unidos en 2024, según datos de la Reserva Federal.
En el ámbito corporativo, empresas de diversos sectores –incluyendo industria, comercio minorista, construcción y entretenimiento, con especial impacto en las exportadoras– experimentan los efectos de la contracción del consumo y la reducción de márgenes.
Aquellas que antes se beneficiaban de préstamos en pesos y diferencias cambiarias, hoy enfrentan dificultades. Muchas también perdieron acceso a un mercado de capitales que previamente resultaba muy atractivo y se alimentaba de los controles cambiarios.
Los inversores locales, que históricamente buscaron deuda corporativa en divisa estadounidense o ligada a ella como resguardo cambiario, ahora son más selectivos. La eliminación del cepo les abrió nuevas posibilidades para dolarizar sus carteras.
Paralelamente, una reciente ola de incumplimientos corporativos generó un mayor escrutinio sobre emisores e instrumentos. Casos como el de Albanesi, que incumplió un pago de intereses, o Celulosa Argentina, que advirtió sobre un posible impago de bonos, son ejemplos recientes.
El productor de cítricos San Miguel declaró desierta su última emisión de deuda en el mercado local el pasado 13 de mayo, mientras que Petrolera Aconcagua Energía, que buscó levantar u$s250 millones con inversores extranjeros, encontró escasa demanda.