La caída del precio de las criptomonedas obede a varios factores. Por un lado, en caso de no usar las criptodivisas, esta sola decisión podría provocar su desaparición.
Sin embargo, la caída de FTX, la plataforma de compraventa de activos digitales, hará que miles de inversores dirijan su atención hacia otra parte.
En la base de las criptomonedas hay cadenas de bloques, como Bitcoin (BTC) y Ethereum (ETC), que registran transacciones verificadas por ordenadores, un proceso incentivado por la emisión de nuevos tokens.
La cadena de bloques de Ethereum valida líneas de código, situación que permitió que la gente emita sus propios tokens o cree aplicaciones.
Como, por ejemplo, stablecoins, que están vinculadas a monedas del mundo real, y tokens como Uniswap, que gestionan protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi).
Las principales cadenas y un puñado de tokens basados en Ethereum, como las stablecoins, representan alrededor del 90% del valor de las criptomonedas.
Sobre este mundo se construyeron grandes negocios, como plataformas de intercambios, fondos de inversión y préstamo.
La idea de terminar desde raíz con las criptomonedas obligaría eliminar capas subyacentes de cadenas de bloques.
Primero, debería desaparecer el zócalo sobre el que sustenta todo y, en segundo lugar, podría desmoronarse todo desde arriba hacia abajo y deshacerse capa tras capa.
No obstante, destruir el zócalo sería extremadamente difícil, y el alto valor actual del BTC y ETH hace que eso sea aún más difícil.
Querer cerrar una cadena de bloques, requeriría de tener el control de 51% de la potencia de cálculo o del valor de los tokens apostados para verificar transacciones.
En este caso, mientras más valiosos son los tokens, más energía se necesita para derribar a una cadena de prueba de trabajo, como Bitcoin, o más dinero para combatir una cadena de prueba de participación, como Ethereum.
Actualmente, la seguridad de esas cadenas de bloques rondan entre los u$s10.000 y los u$s15.000 millones.
Por lo tanto, esto deja en claro que solo un gobierno o un individuo extraordinariamente rico podrían realizar un ataque así.
Por ese motivo, el derrumbe es el camino más práctico. Los acontecimientos de estos años pusieron de manifiesto la propensión de las criptomonedas a una eventualidad de ese tipo.
Terra-Luna, sistema descentralizado de stablecoin que llegó a alcanzar un valor máximo de u$s 40.000 millones, fue el posible causante de la imposición.
Con su caída en mayo, se perdieron u$s200.000 millones de capitalización de mercado de las criptomonedas.
Debido a esto, semanas más tarde llevó a la desaparición de varias plataformas de préstamos y de un fondo de cobertura, unos acontecimientos que se llevaron por delante otros u$s200.000 millones de capitalización de mercado.
Los ajustes de los márgenes de garantía a los que se enfrentaron esas plataformas pusieron en peligro Alameda, la empresa de trading propiedad de Sam Bankman-Fried.
Esto provocó la decisión de recurrir a los fondos de los clientes de FTX para cubrir el vacío.
La quiebra hizo que se esfumaran otros u$s 200.000 millones de la capitalización de mercado de las criptomonedas, por lo que parecieran estar en problemas otras plataformas de compra y venta y de préstamo.
El colapso de esas empresas pondría en riesgo la tecnología subyacente al eliminar porciones de su valor, lo cual aumentaría la exposición de las cadenas frente a posibles atacantes y llevaría a los mineros o a los apostadores a desconectar sus máquinas.
El valor de la actividad interna a la cadena y los tokens se autorrefuerzan. Cuantas más personas utilicen DeFi, más valioso será Ethereum.
Cuanto más alto sea el precio de ether, más alto será el obstáculo para atacar la cadena de bloques y más confianza tendrá la gente en la resistencia de las cadenas de bloques. Y es algo que también funciona a la inversa.
Cuanto mayor sea el número de quienes se alejan por temor de las criptomonedas, menor será su seguridad.
La capitalización total de mercado de las criptomonedas ascendió hoy a u$s820.000 millones.
Esto se trata de 70% menos que el máximo de hace un año, pero en comparación con su valor durante la mayor parte de la historia de las cripto, continúa siendo alto.
Es decir, es mayor que el de comienzos del año pasado, por ejemplo, y que el de cualquier momento previo, incluido el pico alcista en 2017.
Debería desaparecer muchas más capas como para que el valor de las criptomonedas retroceda a niveles en los que se negociaba hace apenas tres o cuatro años.
Si bien el valor se desplomó varias veces y menos personas utilizaron criptomonedas tras el derrumbe de FTX, es impensado pensar que el número baje tanto que el resultado sea la desaparición de todo su valor.