Tras los estragos que causa la inflación en la población, que se plasman en aumentos generalizados y sostenidos de los precios, genera que con cada unidad de moneda se pueda comprar cada día, menos productos. 

Esto se traslada a los bolsillos de las personas que notan cómo con la cantidad de billetes que tienen en su poder, adquieren menos productos a la hora de realizar una compra.

Billete de $5.000: ¿Es la solución momentánea a la inflación?

Aunque muchos agentes económicos utilizan dinero electrónico y billeteras virtuales, el efecto del alza del costo de vida también se registra al tomar nota de cómo el dinero se evapora rápidamente de las cuentas a la vista. 

Esto ocurre por el efecto de la alta velocidad de circulación de la moneda provocada por las expectativas al alza de la inflación.

Es por eso que la gente y las empresas deciden gastar ahora y no mañana cuando cambien y aumenten los precios. 

Por otro lado, hay que agregarle otras circunstancias antieconómicas que están relacionadas con el mundo de la política y, en un análisis posterior, con el ítem, de la política electoral.

El oficialismo debate la salida de un nuevo billete de $5.000

El ministro de economía, Sergio Massa, fue asesorado por su equipo acerca de la necesidad de emitir un billete de $5.000 y $10.000 y terminar con la necedad que impera en la cúpula del oficialismo.

Esta medida se consensuó con las autoridades del Banco Central, ya que se catalogó como necesaria, porque prácticamente no tiene ningún efecto nocivo para las finanzas de la Nación.

Hacer circular billetes de mayor denominación se trataría de una medida "Win-Win", porque los bancos ahorrarían costos de logística al utilizar menores servicios de camiones de caudales, los cajeros automáticos podrían ser cargados más rápidamente para cumplir su función de una manera más eficiente.

Además, no habría posibilidades de que existan faltantes de dinero en fines de semana o períodos de vacaciones y, por último pero no menos importante, el Estado nacional se ahorraría gastos de impresión porque es menos costoso imprimir un billete de $5.000 o $10.000 que cinco o diez de $1.000.

El ahorro por parte del Estado Nacional fue un punto clave que le simpatizó a Sergio Massa, debido al contexto que se mueve dónde cada dólar vale y, esta medida, terminaría con la importación de billetes desde el exterior. 

Debido a estas razones, chocan de frente con la posición de Cristina Fernández de Kirchner, lanzada a una precandidatura presidencial para el 2023, mientras que la intención del presidente será conseguir la reelección de su mandato. 

Sergio Massa, el "superministro" que tiene en sus manos la responsabilidad de controlar la inflación.

El ala política de la Casa Rosada comentó a iProfesional que "extrañamente existe una coincidencia con la vicepresidenta en este tema, en un momento en el que casi no hay acuerdo en nada con el kirchnerismo más ideologizado".

Alberto y Cristina Kirchner en contra de una mayor denominación

Uno de los últimos asesores albertistas que continúa en función, destacó, "si sacamos un billete de $5.000 y, más aún, uno de $10.000 estaríamos convalidando la inflación que terminará siendo de tres dígitos". 

Y agregó: "Viene el fin de año, en medio de presiones y paritarias abiertas en todos los gremios y con los movimientos sociales reclamando en las calles". 

"En ese escenario, previo a la contienda electoral, les estamos diciendo a nuestros votantes que el Frente de Todos va camino de acumular más de un 500% de inflación en cuatro años". 

Y concluyó: "O sea, el doble de la marca horrible que logró Mauricio Macri que en 2015 decía que lo más fácil que había era resolver la inflación y el cepo".

Desde el Instituto Patria,  planean rigurosos congelamientos de precios para detener el alza del costo de vida conviven con el temor de una llamarada hiperinflacionaria que sepulte el gobierno del Frente de Todos.

Entre los gobernantes hay discrepancias.

Raúl Alfonsín se encuentra en el recuerdo de todos aquellos demócratas que trabajaron por el respeto de los derechos humanos, pero en la mente de Cristina Fernández de Kirchner su recuerdo surge como uno de los "fantasmas de las Navidades presentes" de Charles Dickens que la advierten sobre los riesgos de una hiperinflación.

Dicho trauma lo vivieron los argentinos a fines de la década del ‘80 y es por esa razón por la que la vicepresidenta no quiere ni escuchar hablar de un billete de $5.000.

Uno de $10.000 se convertiría en anatema para el que lo proponga.

Sólo ha consentido junto al ministro de Economía en realizar una devaluación de la moneda nacional de manera gradual o quizá no tanto como le hubiera gustado aprobar.

Desde el martes 11 de octubre Miguel Pesce entró como presidente del Banco Central, mientras que Carlos Castagneto comenzó cómo titular de la AFIP, que debido a la creación de un dólar turista en comparación al oficial, generó un salto cambiario del 100% por la combinación de impuestos al "Dólar Qatar".

A pesar de estas correcciones monetarias los billetes de mayor denominación deberán continuar aguardando su oportunidad de circular.

El Banco Central ya tendría preparados los prototipos de nuevas denominaciones para imprimir.

El nuevo billete llevaría la imagen de Rosario Vera Peñaloza, considerada la primera maestra argentina o la de Cecilia Grierson, médica y filántropa.

Menos acciones para aparecer en este billete tiene la figura de Ramón Carrillo, el sanitarista más importante de nuestro país, que fue vetado por sus simpatías filo nazis típicas de la década del ‘30 y el ‘40 del siglo pasado.

Mas allá de lo simbólico que transmite la imagen elegida para el papel moneda de mayor denominación, los técnicos, expresan su fastidio por la demora en su impresión.

En caso de aprobarse la medida, ahorrarían cerca de u$s100 millones por año, además de los costos de logística por fletes aéreos que se pagan porque la Casa de la Moneda debe encargar papeles de $1.000 al exterior.

Una situación completamente anti económica e irracional sólo justificada por los complicados cálculos electorales de los asesores en la materia del binomio presidencial.

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