La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) , que en el arranque de la semana encontró una granja de mínería de criptomonedas "clandestina" en San Juan, confirmó el descubrimiento de otras dos similares instaladas en la ciudad de Córdoba, las cuáles poseían equipos valuados en más de u$s600.000.
Las instalaciones eran operadas por monotributistas y, según precisó la entidad, una de las granjas obtuvo ingresos no declarados por u$s217.000 en los últimos siete meses.
La AFIP pudo comprobar que los responsables de las instalaciones allanadas no tenían capacidad económica ni financiera para importar los costosos "rigs", las placas y las computadoras utilizadas en la minería de estos activos financieros, al tiempo que tampoco habían declarado la actividad ni los ingresos obtenidos a partir de la misma.
Por medio del cruce de datos, las áreas especializadas en fiscalización y control dependientes de la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Aduanas (DGA) se detectaron en los domicilios relevados consumos de electricidad de 85.000 kilowatts.
Estas cifras se traducen en un costo cercano a $1.000.000 mensuales.
Además, los funcionarios de la AFIP detectaron inversiones que superaron los u$s600.000 en más de 600 placas de video, realizadas por contribuyentes inscriptos como monotributistas.
En este sentido, los agentes del organismo comprobaron que una de las compañías desbaratadas había realizado desde el 31 de enero 474 transacciones en Ethereum (ETH), por las que habían recibido 137,25 unidades de esta moneda digital, equivalentes a u$s217.000, que tampoco fueron declarados.
Los controles incluyeron dos domicilios en la ciudad de Córdoba, donde se realizaron tareas de relevamiento de equipos, personal y documentación.
En las tareas participaron personal de la DGI, la DGA y de la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social (DGRSS).
La Administración Federal de Ingresos Públicos también descubrió una granja de minería de criptomonedas "clandestina".
La entidad precisó que la granja "se encontraba oculta dentro de una cámara equipada para refrigeración", en la cual supuestamente se almacenaba fruta, según había declarado el dueño de la misma.
Tras las tareas de investigación llevadas a cabo de manera conjunta por la Dirección General Impositiva y la Dirección General de Aduanas, se identificó a un contribuyente que importó los equipos específicos para realizar minería de criptomonedas gracias a utilizar la empresa de la cual es socio.
Al valerse de la Capacidad Económica Financiera (CEF) de la firma en la que trabajaba, el usuario pudo concretar la importación de bienes de una actividad no declarada.
En primera instancia, el contribuyente expresó ante los agentes fiscalizadores que dichos equipos los había vendido, sin recordar quiénes eran sus clientes.
Sin embargo, tras la insistencia de los inspectores se dio por vencido y le brindó acceso al sitio donde funcionan los mismos.