Web3, DAOs y las siglas siguen. Desde hace varios meses ya no es raro encontrar estas palabras en portales de noticias, charlas entre amigos y amigas e, incluso, en stories de algunos influencers. ¿Por qué? ¿De dónde surge tanta curiosidad e interés? Para entender mejor viajemos al principio.

Para empezar, podríamos definir a la Web3 como una serie de herramientas descentralizadas que permiten encarar de otra forma el flujo de información y de herramientas online. Para eso, se valen de sistemas de validación de identidad y propiedad típicos de las blockchains.

La primera internet, es decir la 1.0, era muy simple, con sitios estáticos y una informática basada en software de escritorio. Hasta que llegó la web 2.0: redes sociales, sitios personalizados y aplicaciones para dispositivos móviles.

Esta web 2.0 se presentó como una internet donde además de consumir y ser receptores de información, los usuarios también podían ser productores y emisores, y participar aportando su propio contenido.

El problema es que cada vez más el poder de producción de contenido y conectividad depende de grandes empresas, incluyendo datos y preferencias, y no siempre los usan con transparencia.

El futuro de Internet y la llegada de las DAO

Pasando a las DAO, hablamos de una forma de organización propia del ecosistema cripto.

La sigla vale por Decentralized Autonomous Organization, o sea organización autónoma descentralizada.

En claro: agrupaciones de personas reunidas en torno de una causa o una misión, que se valen de herramientas blockchain como smart contracts y tokens para realizarla.

Funcionan con un tesoro en cripto y todos sus participantes aportan a ese tesoro, así sea en Ether (la moneda de Ethereum) o en otro token. Que sea descentralizada permite que cualquier aportante pueda proponer ideas y proyectos a la consideración grupal, tanto para que se vote qué hacer con los fondos como para debatir qué camino seguir con la DAO.

Desde lo conceptual, las DAO aparecen como un modo efectivo y seguro de trabajar junto a personas de intereses similares sin que importen las fronteras. En la práctica, hay muchas formas tradicionales que pueden ayudar a entender una DAO, por ejemplo las cooperativas y las ONG.

Lo novedoso es que hoy aparecen como una evolución de eso, cruzada con la escalabilidad para el manejo de fondos que ofrece cripto.

Si unimos la propuesta de las DAO con el concepto de Web3, la respuesta es muy simple: estamos frente a una necesidad y una demanda de una internet no solo más participativa sino fundamentalmente descentralizada: la internet de las redes blockchain, las dapps y las comunidades cripto.

Hoy vemos la oportunidad de que cada vez más personas y comunidades de internet organizadas alrededor de diferentes objetivos empiecen a tomar al universo cripto como herramienta colectiva para llevar adelante proyectos diversos y transparentes que, de alguna manera, vienen a mostrar que un modelo de organización más equitativo es posible.

*Por Juan José Méndez, Chief Brand Officer de Ripio

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