Pocas personas pueden nombrar un día en que su vida dio un giro radicalmente diferente. Para el académico estadounidense Anthony Klotz, ese día ocurrió en febrero del año pasado cuando una periodista lo entrevistó sobre cómo las personas renuncian a sus trabajos.
En aquella nota, Klotz afirmó que creía que las tasas de renuncia podrían mantenerse por encima del promedio, en parte porque renunciar puede ser contagioso y también porque hay muchos cambios en el lugar de trabajo.
Aunque los lanzamientos de vacunas contra el Covid-19 en ese momento generaban esperanzas de un regreso a la normalidad anterior al virus, Klotz pensó que la pandemia estaba impulsando varias tendencias que desencadenarían una ola inusualmente grande de renuncias en EE.UU.
La reportera decidió escribir en mayo de 2021 una segunda historia en el que citaba a Klotz prediciendo "la llegada de la Gran Renuncia", en ese momento nació una de las frases definitorias de la pandemia.
Expresar esa idea fue valiente en ese momento, porque no se reflejaba en los últimos datos oficiales de la fuerza laboral de EE.UU., que generalmente tienen un retraso de dos meses.
Pero unas semanas más tarde, las nuevas cifras mostraron que alrededor de 4 millones de trabajadores, o el 2,7% de la fuerza laboral, habían renunciado en abril de 2021, el nivel más alto registrado.
Para noviembre, ese número subió a 4,5 millones y las nuevas cifras mostraron que otros 4,4 millones renunciaron en febrero, el 2,9% del total.
Klotz, un profesor asociado de gestión de 42 años en la Universidad Texas A&M, todavía se adapta a la experiencia de ser el inventor de la Gran Renuncia.
"Suena tan extraño decir que yo lo acuñé", remarca con vergüenza cuando se le consulta sobre el tema.
El profesor citó cuatro causas, y comenzó con una acumulación de renuncias reprimidas del primer año incierto de la pandemia, cuando las personas permanecieron en trabajos que de otro modo podrían haber dejado.
En segundo lugar, los trabajadores sufrían agotamiento.
La tercera razón está relacionada con lo que los psicólogos denominan la Teoría de Gestión del Terror, y la idea de que las personas que se enfrentan a la muerte o a una enfermedad grave tienden a reflexionar sobre el significado y satisfacción experimentan en sus propias vidas.
Finalmente, muchos sintieron la libertad inesperada que millones experimentaron cuando la pandemia los obligó a trabajar en casa. "La autonomía es una necesidad humana fundamental", remarcó Klotz, y cuando las personas la experimentan durante meses, no la ceden fácilmente.
Otros investigadores todavía estudian las causas y los impactos de la Gran Renuncia, y algunos sospechan que la teoría es exagerada.
Los economistas británicos expresaron el mes pasado que había evidencia de que el Reino Unido también experimentó una Gran Renuncia, pero no porque los trabajadores renunciaran para vivir sus sueños o realizar cambios drásticos en su carrera. Más bien, la mayoría parecía cambiar de empleador, con la excepción de los mayores de 50 años, que se jubilaron en un número mayor de lo habitual.
Klotz cree que los números hablan por sí solos, al menos en EE.UU., pero está de acuerdo en que obviamente hay espacio para mucha más investigación. En cuanto a lo que cree que sucederá, comienza con un gran descargo de responsabilidad.
Cree que las tasas de renuncia podrían mantenerse por encima del promedio durante dos o tres años, en parte porque renunciar puede ser contagioso y también porque hay muchos cambios en el lugar de trabajo a medida que los empleadores experimentan con nuevas formas de trabajar.
"Creo que eso seguirá manteniendo el mercado laboral algo inestable por un tiempo", destacó. Además, las personas todavía están "resolviendo sus vidas" y cómo quieren que sea su futuro. Además, advirtió que se debe tener cautela al hacer predicciones, al señalar una investigación reciente que sugiere que el bienestar de los empleados puede caer después de un cambio de trabajo, según un artículo del sitio df.cl.