El mayor banco central del planeta invita al público a hacer comentarios y aportaciones para dilucidar si una moneda digital de un banco central (CBDC por sus siglas en inglés) puede mejorar el sistema de pagos nacional de forma segura y  eficaz, y cómo hacerlo. No solo se trata de seguir el ritmo de la innovación financiera mundial: la supremacía del dólar está en juego.

"Esperamos colaborar con el público, los representantes electos y una amplia gama de partes interesadas mientras examinamos los aspectos positivos y negativos de una moneda digital del banco central en los Estados Unidos", ha dicho el  presidente de la Fed, Jerome Powell. Los ciudadanos pueden enviar sus aportaciones respondiendo a unas 20 preguntas. La Fed ha dado un plazo de 120 días.

El documento, que no se inclina por ningún resultado en concreto, se limita a describir el estado actual del sistema de pagos de EEUU y a analizar los diferentes tipos de métodos de pago y activos digitales que han surgido en los últimos  años, incluidas las stablecoins y otras criptodivisas. Su punto más relevante es cuando enumera posibles beneficios y riesgos de una CBDC.

Los responsables de la Fed admiten en el texto que los consumidores y las empresas llevan mucho tiempo teniendo y transfiriendo dinero en forma digital, a través de cuentas bancarias, transacciones online o aplicaciones de pago. Las  formas de dinero utilizadas en esas transacciones son obligaciones de entidades privadas, como los bancos comerciales. Por el contrario, apuntan, una CBDC sería un pasivo de un banco central, como en este caso la Fed.

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Sin embargo, señalan los autores del documento, aunque una CBDC podría proporcionar una opción de pago digital segura para los hogares y las empresas a medida que el sistema de pagos sigue evolucionando, y podría dar lugar a opciones de  pago más rápidas entre los países, también puede haber inconvenientes. Entre ellos figura la dificultad de garantizar que una moneda digital preserve la estabilidad monetaria y financiera, además de complementar los medios de pago  existentes. Otras consideraciones clave son cómo preservar la privacidad de los ciudadanos y cómo mantener la capacidad de combatir las finanzas ilícitas.

También se incide en que el uso de una CBDC podría "cambiar fundamentalmente la estructura del sistema financiero estadounidense", ya que existe la posibilidad de que los gastos de financiación de los bancos aumenten si los depósitos  disminuyen a medida que se generaliza la disponibilidad de un dólar digital con intereses. Esto, a su vez, podría aumentar el coste del crédito para los hogares y las empresas.

El organismo subraya que "lo mejor para las necesidades" de EEUU sería que el sector privado ofreciera cuentas o carteras digitales para "facilitar la gestión" de todas las tenencias y pagos relacionados. En este punto sugiere que los  bancos comerciales y las instituciones de servicios financieros no bancarios regulados lideren esa tarea.

Con todo, desde la Fed consideran que si "los particulares, las empresas y los gobiernos pueden utilizar una CBDC para realizar compras básicas de bienes y servicios o pagar facturas, los gobiernos también la podrían utilizar para  recaudar impuestos o realizar pagos de prestaciones directamente a los ciudadanos".

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Más allá de todas estas consideraciones, avisan desde el banco central de EEUU, la inacción también tiene consecuencias. Si no se desarrolla una moneda digital estadounidense, podría erosionarse la supremacía del país en los mercados  mundiales, alerta el documento de debate.

En los últimos años, la Fed se ha mostrado reacia a adoptar una moneda digital oficial, alegando que sólo lo haría si los beneficios superan los costes. Estas reticencias han provocado que el organismo se haya quedado atrás con respecto  a las autoridades de China, que está probando un renminbi digital. El Banco Central Europeo (BCE) también ha hecho incursiones sobre el alcance de un euro digital.

"El informe de la Reserva Federal es un buen primer paso hacia el diseño de una moneda digital del banco central que incorpore a más estadounidenses a nuestro sistema bancario y ayude a mantener el liderazgo de EEUU en la economía  mundial", ha valorado Sherrod Brown, senador demócrata por Ohio y presidente de la comisión de banca del Senado, según recoge Financial Times. También desde el espectro político, Pat Toomey, senador republicano por Pensilvania, ha  aplaudido la "constructiva" iniciativa de la Fed mostrándose partidario de una CBDC. No obstante, ha expresado sus dudas sobre cuestiones relativas a la privacidad, algo que podría ser una rémora en el lanzamiento de una moneda digital,  indicó El Economista ES.

Entre los analistas financieros parece hacerse hueco cierto escepticismo. Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs, ha vaticinado que es poco probable que la Fed sea "muy agresiva" en sus planes si finalmente se decide con el dólar  digital. "Hay margen para introducirlo con cautela, pero creo que no va a sustituir pronto el sistema central de intermediación financiera centrado en los bancos".

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