El 2020 fue uno de los años más complicados de la historia, no solo por el coronavirus y la pandemia, a la que se le sumó otra amenaza: una posible "ciber pandemia". Los cibercriminales aprovecharon el encierro, el trabajo remoto y la emergencia sanitaria para aumentar sus actividades. Esto provocó especulaciones sobre una posible pandemia cibernética tras el incremento de 400% en los ataques sofisticados a las empresas. 

Según el informe de riesgo global del 2021 elaborado por el Foro Económico Mundial, las fallas de seguridad cibernética se convirtieron en una de las mayores amenazas que afectarán a la humanidad en los próximos diez años. 

Lo más interesante es que el factor humano es uno de los mayores riesgos de la ciberseguridad, ya que se sabe que más del 65% de los ataques informáticos se deben única y exclusivamente a ello, y sus efectos pueden ser devastadores. 

 

En 2021, el oleoducto más grande de Estados Unidos, Colonial Pipeline, detuvo sus operaciones tras un ransomware que provocó el corte del suministro de nafta, diesel y otros productos refinados. Esto causó que el precio internacional de la gasolina se incremente aproximadamente 4% mientras se solucionaba la situación. 

La caída de Facebook, Twitter, WhatsApp e Instagram hizo recordar a muchos que más de 350 millones de personas alrededor del mundo las utilizan para comunicarse día a día en el ámbito laboral y personal. Esto muestra que por más grandes que sean las compañías, todas pueden ser paralizadas. Si bien la causa de la caída aún no es clara, expertos asumen que el problema fue un error de configuración en los servidores de Facebook. 

Una ciber pandemia no es un tema ligero o lejano. Estos ataques pueden atentar contra infraestructuras fundamentales de un país, bancos o empresas, y sus consecuencias pueden afectar el día a día. Es crucial que se implementen medidas de acción colectiva, intervención política y una mejora en las políticas de rendición de cuentas aplicables al gobierno y las empresas para mayor seguridad y privacidad.

Como dato extra, se espera que en el 2025 el costo de los cibercrímenes cueste unos 10 mil millones de dólares al año. Según algunos expertos, una ciberpandemia implicaría una desconexión absoluta de cualquier dispositivo con internet. Esto causaría un impacto económico de más de 50 mil millones de dólares, sin tener en cuenta las consecuencias a la industria o algún otro sector que tuviera conectado o asociado un dispositivo.

Latinoamérica en la mira

El aumento de las amenazas informáticas y el vacío legal y cultural en Latinoamérica hizo a la región un blanco predilecto para los ciberataques, que han aumentado en frecuencia y sofisticación. Se estima que las empresas son víctimas de un ataque de ransomware cada 11 segundos. 

 

Muchas organizaciones no cuentan con recursos necesarios para recuperarse o enfrentar un ciberataque; según la guía de información sobre ciberseguridad de AT&T para directores y ejecutivos, 50% de las empresas aún no actualiza su estrategia de seguridad en los últimos años o ni siquiera cuenta con una. 

Si bien algunos sectores hicieron mejoras, todavía queda mucho por hacer. En ocasiones, al hablar de ciberataques, se piensa sólo en empresas muy grandes, bancos, o personas públicas; pero la ciber pandemia podría afectar a todos, sin importar el sector, tamaño de la empresa o país. 

La realidad es que un ciberataque va desde activar un micrófono sin el consentimiento del individuo, hasta robar millones de cuentas bancarias. Nada es 100% seguro y es vital mantener la guardia para evitar la propagación de la próxima ciber pandemia, según un artículo de Forbes. 

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