La industria turística es uno de los sectores más perjudicados desde la emergencia surgida por la pandemia global de coronavirus por COVID-19.

En agosto de 2021, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) precisó que el nivel de ocupación hotelera en la Argentina durante los primeros seis meses del año fue 57,8% más bajo que durante el mismo período de 2019, mientras que el número de viajeros cayó 62,4%.

Por su parte, Naciones Unidas en su informe sobre Comercio y desarrollo publicado en junio de este año estimó que la caída del turismo internacional representaría una pérdida de más de cuatro billones de dólares del PIB global durante 2020 y 2021.

En la Argentina, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA) estimó que desde el comienzo de la pandemia quebraron 13.100 empresas de hoteles y restaurantes en todo el país.

En este sentido, una de las alternativas que busca acelerar la recuperación del sector es el Previaje, un programa que reintegra el 50% del valor de los viajes por el país en crédito, desde noviembre de 2021 y durante todo 2022.

A esta iniciativa se suma el Cybermonday, con ofertas y descuentos en compras online organizado por la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) que vuelve a repuntar en turismo.

Sin embargo, una vez que estas alternativas se terminan quedan las opciones más tradicionales: pagos en efectivo, pagos en cuotas con tarjetas de crédito y préstamos personales. ¿Cuál conviene más? 

Vacaciones financiadas es posible

Tomar deuda para irse de vacaciones: ¿es una opción viable?

Pablo Blanco, CFO de Alprestamo, ofreció algunas recomendaciones a la hora de asumir un consumo importante como son las vacaciones: "Para empezar debemos analizar el monto del consumo", explicó.

El ejecutivo comentó que no es lo mismo si estamos ante la posibilidad de realizar un viaje especial, de alto costo, que no lo hacemos habitualmente, frente a la evaluación de cómo vamos a financiar una semana de vacaciones, por un monto no tan alto. De acuerdo con ese esquema se toman las decisiones sobre cómo pagar".

Además, mencionó: "En situaciones normales es importante tener en cuenta que el plazo al que solicité el préstamo no sea mayor en tiempo de lo que disfrutaré el viaje".

Recomendaciones para unas finanzas responsables:

Y refuerza que si se tomó un préstamo para financiar las vacaciones de verano, no debería encontrarme la próxima temporada aún pagando las cuotas del viaje del año pasado.

"Con altos niveles de inflación esto se distorsiona un poco ya que puedo encontrar financiamiento con intereses más bajos que la tasa de inflación, pero en general llegar a las próximas vacaciones todavía pagando las anteriores no es conveniente ni financiera ni emocionalmente", resaltó.

Desde la empresa explicaron que el primer aspecto a analizar es si puedo obtener un descuento por el pago de contado. En función de eso, analizar si financieramente es más o menos costoso pagar de contado o en cuotas sin interés.

"Si tengo que decidir entre pagar de contado con un descuento o pagar en cuotas, tengo que tomar el valor de cada cuota (por ejemplo, 12 cuotas de $1.000) y analizar cuál es el valor actual de esas cuotas; para descontar esos valores puedo utilizar la tasa de inflación esperada o tasas de plazo fijo", recomendó.

De esta manera, una vez que obtengo el valor actual de las cuotas, lo comparo con el monto de contado ya deducido el descuento y en función de esto elegiré el que tenga menor valor actual. 

"Claro está, que el hecho de pagar en cuotas me permite quedarme con más dinero hoy, por eso si quiero adquirir mi viaje deberé recurrir al pago en cuotas", aconsejó Blanco.

Decisiones financieras en base al ingreso disponible

"La forma de pago tiene que ser acorde a mis capacidades financieras, mis expectativas de ingreso, pero también al placer o disfrute que me genera el consumo en sí. Estas tres cosas tienen que estar balanceadas. Ese es el análisis que uno tiene que hacer", planteó el CFO.

Al momento de tomar decisiones relacionadas a mis finanzas personales hay que tener en cuenta tres elementos:

"Este es el ingreso que yo tengo para consumir por sobre mis consumos y obligaciones habituales", explicó Blanco. Lo que sugiere a partir de esto es evaluar si hay consumos que se pueden evitar para con esto incrementar el dinero disponible futuro para, por ejemplo, usarlo para vacaciones.

"Luego de este análisis se debe elegir el mejor instrumento: "dinero disponible en cualquiera de sus versiones (pesos, dólares, criptomonedas, u otras opciones), financiamiento con tarjetas de crédito (o similares) y, por último, financiamiento con préstamos personales o de consumo", enumeró.

Un factor clave en toda esta decisión financiera personal es cómo me afecta en lo emocional tomar una deuda.

Vacaciones tendrían que poder financiarse a lo largo de un año sin abarcar el año siguiente

"Estas decisiones nacen más de la emoción que desde la razón. Algunas personas se quedan más tranquilas si primero ahorran y luego pagan. Sin embargo, hay bienes que son muy difíciles de comprar pagando al contado, son bienes que por su valor requieren que se recurra a la financiación, bienes tales como un auto, un viaje importante, una casa o algún electrodoméstico", detalló.

En estos casos el crédito surge como una alternativa de ahorro marginal: "Al principio tengo una deuda, pero a medida que voy pagando las cuotas, una parte del monto se destina a la amortización de capital del préstamo, esta parte se transforma en una suerte de ahorro marginal, ya que al cancelar la porción de capital de cada una de las cuotas la proporción de deuda con respecto al valor del activo adquirido se reduce. Es decir, a medida que voy pagando mis cuotas voy ahorrando", completó.

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