Desde hace al menos 30 años que en el mundo se pregona la falsa idea de que uno debe ser "su propio jefe", ser independiente, regirse por sus propias reglas y que todo depende de vos y tu voluntad creadora.

Con mas o menos fuerza, estos preceptos crecieron en diversas formas y claro está que con la irrupción de las nuevas tecnologías, este formato ideológico tiene una forma más de expresarse.

En todo el mundo -si, lamento informar que no es un invento argentino- este formato de falso individualismo y superación, hizo el mismo recorrido. Se supone que detrás de una idea colaborativa, se crearon inmensas empresas multimillonarias que ayudan a emprendedores independientes que tienen una zapatillas nuevas, bici, o un auto bueno y ropa elegante.

La idea de "hacerte una diferencia de plata mensual" fue solo el comienzo de una industria que lo único que hizo es evadir impuestos como forma final de su construcción societaria. Un esquema evasor desde el inicio -repito, en todo el mundo- con esquemas idénticos de construcción societaria y evasión fiscal.

Así las cosas, se convoca a la gente a que se inscriba en una app como "colaborador independiente", y que con sus propias herramientas (zapatillas para los que caminan, bicicletas o automóviles relevantes) compren sus mochilas de reparto, su uniforme, hagan los cursos de preparación y salgan a ganarse la vida en forma exclusiva y con premios y castigos, para una app que "solo conecta a un cliente con un emprendedor independiente".

Eso si, tenes que realizar el trabajo en una zona determinada, un horario determinado, una vestimenta determinada, un auto/bici determinado, un seguro e inscripción determinado o sino salís del sistema, te retienen el pago por un plazo, te suspenden, te pagan menos, te desconectan por algunas horas o días, bajan puntos y por ende categoría y comisiones y demás típicas sanciones laborales, pero en una supuesta estructura ilimitada de falsa independencia.

Este formato, tiene una ganancia infinitamente superior a cualquier formato legal societario y de relación de dependencia ya que evita el pago de todo tipo de impuestos de seguridad social y laboral. La estructura engaña a gobiernos de todos el mundo, a los tribunales de todo el mundo y en nuestro país continúa con esa ganancia.

Asi las cosas, cuando el Estado inicia acciones directas para el control de las apps estas empiezan peleando las multas administrativas, pero siguen con su propio esquema, hasta que llega a los tribunales el reclamo de los ministerios de seguridad social y es allí donde las falsas empresas caen o se reconvierten en sistemas lógicos que compiten con iguales y generan cambios.

Este derrotero lo hemos visto en Australia con Deliveroo que, frente a la condena al pago de u$s500 millones, la empresa quebró, pero subsiten otras que se reconvirtieron; en el estado de New York se intimo a la reconversión de Uber en empresa de taxis frente a la competencia desleal que hacían con las otras; en el Reino Unido se reconvirtió Uber frente al reclamo de seguridad social y de reclamos individuales, frente a lo cual los jueces establecieron que los conductores eran personal dependiente de la empresa, en Francia, California, España, Uruguay, etc, etc., sucedió lo mismo.

Las empresas de apps se reformulan y compiten adecuadamente con las otras empresas del sector y los empleados son resguardados frente a sus derechos y sobretodo al sistema de seguridad social y de accidentes de trabajo. En la Argentina aún estamos lejos de que haya jurisprudencia al respecto.

En la Ciudad de Buenos Aires, hay abierto un expediente judicial que antes de la pandemia parecía tener algunos resultados frente al reclamo de otras empresas por la desigualdad de trato (no es un tema laboral). Con la pandemia todo paró.

En Provincia de Buenos Aires, recientemente el Ministerio de Trabajo impuso una fuerte multa a las apps de delivery, pero entiendo que la misma fue apelada, por lo que aún no hay ningún fallo que determine con certeza la relación que existe entre empleado o emprendedor y empresa.

Pero recientemente (en los últimos 8 días) surgieron dos relevantes fallos en la Justicia del Trabajo con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se trata de dos condenas de primera instancias (aún falta la segura apelación y su resultado), pero en los que la jueza y el juez de los juzgados 21 y 77 analizaron la prueba concreta y determinante en dos casos de choferes de Cabify S.A. y resolvieron que existe, sin lugar a dudas, una relación de dependencia laboral entre ellos y la empresa y condenó a abonar la indemnización por despido.

Estos fallos únicos y recientes, dan una luz de esperanza para que estas empresas se adecuen a un mercado regulado y que incluso se pueda generar un estatuto especial de empelados de apps (si es que esto fuera necesario), de forma tal que los demás empresarios del rubro compitan en igualdad de condiciones y que sus empleados estén protegidos por accidentes laborales y demás derechos que acá y en todo el mundo, les asisten.

Quiero destacar que no existe ningún país en el mundo desarrollado y occidental, en que el formato de monotributista/emprendedor haya reemplazado al empleo dependiente en forma exitosa. No es cierto que el individualismo del empleado sea la salida voluntariosa para que las personas tengan un mejor pasar económico.

Parece insólito tener que explicar una y otra vez que no es posible, solo con voluntad de trabajar, generar ganancias tales que permitan ser realmente "tu propio jefe" y tener empleados a tu cargo.

En general, esta idea se reconvierte en "ser tu propio empleado y deberte dos meses de sueldo". El empleo en apps es básicamente lo que se denomina un "primer empleo" con baja exigencia de capacitación. En su mayoría es un único empleo a tiempo completo y por ende un empleo dependiente. Nadie se salva solo.

Exhortamos, una vez más, a que las empresas cumplan con la normativa nacional tanto societaria como impositiva y laboral, un mundo mas ordenado en lo impositivo, va a permitir un mejor desarrollo de la competencia así como el cuidado de la gente, generando más y mejores empleos de calidad.

*Por Juan Carlos Cerutti, director de PLAN A

Te puede interesar