En El Nombre de la Rosa, la novela de Umberto Eco (llevada al cine con el mismo nombre), los escribas tienen el poder de administrar el conocimiento. Solo ellos conservan y copian lo que consideran que debe llegar a otros. Y aunque es ficción, describe la realidad de una época en la que el saber era solo para unos pocos privilegiados. 

Todo eso cambió con Gutenberg y su imprenta de tipos móviles, considerada el mejor invento del Siglo XV y uno de los grandes inventos de la historia. Gracias a la imprenta de Gutenberg, los libros se reprodujeron de manera mucho más rápida, en mayor cantidad y a menor costo.

Si antes a un escriba le podía llevar 10 años transcribir un libro completo, con la llegada de la imprenta de Gutenberg, se podían hacer 200 copias de un libro en 3 años

Esos números hoy parecen un chiste. Pero esa creación dividió la historia de la humanidad en un antes y un después. La imprenta de Gutenberg transformó la producción, distribución y consumo de los libros.

Expandió los límites del saber. El control del conocimiento dejó de estar en manos de unos pocos. Los libros se convirtieron en un recurso accesible tanto para generarlos como para consumirlos. 

Seis siglos después estamos siendo testigos de un hecho disruptivo similar. El acceso a la información, con la aparición de Internet, claramente dejó de ser un problema hace ya varias décadas. De hecho, la infinita cantidad de información generada trajo aparejada otra necesidad: cómo administrar esa información. Cómo hacer que sea segura y confiable.

Y apareció entonces Blockchain y produjo un nuevo cambio de paradigma. Una tecnología que no solo permite almacenar información que jamás se podrá perder, modificar o eliminar, sino que también descentraliza su gestión y guardado.

Ya no dependemos de los "escribas" de la era de Internet (Google, Telegram, Facebook, Whatsapp, etc). Blockchain permite distribuir los datos en todos los nodos de la red, descentralizando el control. Todos los nodos participan por igual, almacenando y validando la información. Una información que pertenece exclusivamente a quien la creó, sin depender de nadie.

La tecnología Blockchain tiene muchísimos usos. El mundo entero genera información de manera permanente. Donde haya necesidad de administrar de manera segura esa información, hay lugar para el Blockchain. Sea el campo que sea. Aunque obviamente del que más se habla es de las criptomonedas. Porque generó un nuevo paradigma dentro del paradigma. 

Un mundo interconectado donde los intercambios comerciales entre empresas -o incluso entre personas- borraron las fronteras físicas, necesita de un tipo de moneda que trascienda también esas fronteras.

Un medio de intercambio 100% digital, descentralizado y seguro. Las cripto no son monedas sin reglas, como muchos creen. Sino que son monedas en la que cualquiera pueda ser agente de control de ese dinero generado. Y es ahí donde radica su valor y su seguridad.

Las criptomonedas son el resultado de un trabajo en equipo. De un equipo enorme, pero equipo en fin. Son el reflejo de una sociedad colaborativa en la que nadie se salva solo. Un concepto que nos ha quedado grabado a fuego en este último año y medio.

*Maximiliano Hinz es Latam Operations Director de Binance

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