Aún falta para que la moneda digital europea enre en vigencia. Por mas que Christine Lagarde, presidenta del BCE ya le dio el visto bueno, el proyecto no estará en marcha hasta el 2025, donde recien en ese momento se lanzaría, con una fase de diseño e investigación de que durará aproximadamente 2 años.

Parte de esa invesigación se centrará en cómo será la forma de distribución de la moneda digital de banco central europea, su impacto en el mercado, y las modificaciones que deben hacerse en cuanto a regulación.

Pero para algunos ya se enciende una señal de alarma: ¿podrá el Euro Digital ponerle fin a la banca tradicional?

El Euro físico seguirá

Esta aclaración es importante. El BCE explica que las criptomonedas (como el Bitcoin) "son volátiles y no están respaldadas por ninguna institución fiable". Pero el euro digital cuenta con su respaldo y tendrá un valor legal. También destaca que en ningún caso sustituirá al efectivo, sino que lo complementaría.   

Christine Lagarde ya le dio el espaldarazo al proyecto de Euro Digital, pero el mismo no llegará hasta el 2025

Se trata de una forma electrónica de dinero emitido por el Eurosistema (el BCE y los bancos centrales nacionales) que todos los ciudadanos y empresas podrán utilizar, como los billetes, pero en formato digital. 

Uno de los objetivos es conseguir que los pagos diarios sean rápidos y fáciles. Pero también más seguros. Para usarlo, explica un informe de N26, se tendrá que crear un billetero digital (un wallet) pero este no tiene que vincularse a ninguna cuenta bancaria.  

A diferencia de los pagos electrónicos, que normalmente están vinculados al uso de tarjetas o a la intermediación de múltiples bancos, no se necesitaría tener una cuenta bancaria y en consecuencia, las compras serían más ágiles, los costes se reducirán y habrá más control sobre el blanquero de dinero porque todas las transacciones quedan registradas. Su mayor inconveniente, en consecuencia, es que habrá menos margen a la privacidad. El rol de la banca tradicional 

Las distintas maneras de aplicación del euro digital podrían dejar fuera de juego a la banca tradicional. Esto ocurriría si el BCE optase por una infraestructura centralizada, en la que los usuarios finales sean titulares de cuentas de euros digitales.  

Dentro de esta alternativa, existen dos opciones: el acceso directo, donde los usuarios finales tendrían una cuenta de euros digitales en el banco central; o el acceso híbrido o intermediado, donde las entidades financieras serían las encargadas de manejar las cuentas con el banco central en nombre de los usuarios finales.  

Es decir, los bancos incorporarían servicios de euro digital en sus modelos de negocio. Según recoge el informe Smart Money, el Eurosistema parece apostar a priori por un modelo de CBDC de doble capa, en el que el BCE emitiría euros digitales y los intermediarios supervisados colaborarían en su distribución, tal y como ocurre hoy en día con la distribución del efectivo.

El sector bancario continuaría asegurando la distribución del dinero de banco central, podrían realizar los controles de diligencia debida y serían responsables de la infraestructura necesaria para llegar a todos los ciudadanos y empresas.

Luego de su salida, el Euro Digital convivirá con el euro físico en las transacciones financieras más comunes

"Esto permitiría una mejor adaptación del euro digital a las necesidades de los usuarios finales (clientes), gracias al conocimiento y relación de la banca comercial con el cliente final", señalan.  

En el informe también indican que el euro digital se debe diseñar como medio de pago y no como instrumento de ahorro o inversión "para evitar una fuga de depósitos minoristas al formato de euros digitales, especialmente en situaciones de estrés o crisis financiera", apuntan. 

En caso de incertidumbre sobre la sostenibilidad del sistema bancario, el euro digital podría verse como un refugio de valor. Sus características digitales permitirán el movimiento de capitales de forma masiva y tiempo real, desestabilizando y perjudicando la solvencia y liquidez del sector privado.

En esta misma línea, la sustitución de depósitos podría dar lugar a un aumento en los costes de financiación de los bancos y, en consecuencia, de los tipos de interés de los préstamos bancarios, lo que a su vez podría reducir el volumen de crédito bancario en la economía.

La amenaza de las criptomonedas

El mes pasado, Fabio Panetta, miembro del comité ejecutivo del BCE, pronosticó que el euro digital podría ponerse en funcionamiento en 5 años, con la intención de proteger a la eurozona de la amenaza de las criptomonedas mediante un sistema de pagos digitales que proteja la privacidad de los consumidores a través de una infraestructura pública que evite la monetización de datos privados.

Además, el BCE ha reiterado en varias ocasiones que la implantación del euro digital no supondrá el fin del dinero en efectivo, al tiempo que ha estado probando sistemas que garanticen que este divisa electrónica permite hacer pagos anónimos a través de blockchain, lo que supondrá la necesidad de usar una cartera digital que registre las operaciones y evite la pérdida de fondos o la falsificación de pagos, según ha señalado el Banco Central de Suecia. 

Asimismo, para evitar que la implantación del euro digital suponga un cambio masivo en el equilibrio monetario de la eurozona, Panetta propueso limitar la cantidad de esta divisa electrónica oficial que cada ciudadano puede tener en sus cuentas a 3.000 euros digitales, para desincentivar su acaparamiento y facilitar la operativa de la banca comercial, que será la que dé acceso al euro digital, según Bloomberg.

Fuente: Economía Digital España

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