Se convirtieron en la nueva "fiebre" dentro del mundo cripto. Luego del frenesí por Bitcoin, ahora los token no fungibles o NFT están en la boca de todos los que siguen las monedas virtuales.

Sin embargo, no fueron concebidos como monedas, como el caso de bitcoin o ether, que son el token nativo de las redes Bitcoin y Ethereum, respectivamente. Por eso son "no fungibles", es decir, no es posible intercambiarlos (gastarlos) por otro bien de otra índole y de valor económico equiparable.

Por el contrario, estos tokens guardan información dentro de la blockchain y representan un bien único, un archivo digital que puede contener texto, audio, imágenes, video, etcetera.

 

En un primer momento, los NFT fueron usados para crear coleccionables (como figuritas virtuales) y obras de arte cuya propiedad queda asentada en la blockchain. Pero ahora migró casi hacia cualquier contenido digital.

La movida tomó notoriedad recientemente luego de que varias celebrities, como LeBron James, basquetbolista estrella de Los Ángeles Lakers, quien comenzó a capitalizarlos por sumas millonarias.

El atleta estadounidense acaba de vender por 200.000, 125.000 y 80.000 dólares los videos de los momentos destacados de su carrera convertidos en tokens. Pero no es el único. En el último mes la NBA recaudo más de u$s150 millones vendiendo las mejores jugadas de sus estrellas.

De esta forma, los NFT transforman el trabajo digital en una obra de arte, fácilmente de comerciar el mundo cripto. Por ello, artistas, músicos e influencers se están volcando a esta movida como una forma de lograr que los inversores se fijen en sus proyectos.

Pero también las personalidades de la tecnología están incurriendo en este mercado: Jack Dorsey, CEO de Twitter, vendió en u$s2,5 millones el primer mensaje de la plataforma, mientras que el recordado GIF "Nyan Cat" está en u$s600.000.

Definiciones

Emiliano Limia, Press Officer de Buenbit, afirma a iProUP que el ejemplo clásico que se utiliza para entender su funcionamiento es la analogía con el dinero fiat (divisas como el dólar o el euro).

"Un billete de $100 pesos vale exactamente lo mismo que otro billete de $100. Un DAI vale exactamente lo mismo que otro DAI. Por eso son bienes fungibles", agrega.

Limia asegura que un NFT "es completamente distinto a una criptomoneda: tiene características únicas y representa algo diferente". Y completa: "Tampoco pueden ser subdivididos. Fueron creados con el objetivo de explorar la escasez digital, la posibilidad de registrar en la blockchain un bien único e irremplazable".

Maximiliano Hinz, Latam Operations Manager de Binance, coincide en que un token no fungible no tiene un "carácter liberatorio", es decir, que no existen varias unidades idénticas que se pueden usar como divisa de intercambio, como ocurre con Bitcoin, sino que son únicos.

Cualquier persona puede crear su propio token no fungible

Según el ejecutivo, estos tokens son "una copia del contrato inteligente de una red (como Ethereum) en donde se almacena la información. Últimamente está de moda la del tipo artístico, que son imágenes en definitiva".

Hinz remarca que, al igual que ocurre con las criptomonedas, ser los primeros en sumarse a esta nueva tendencia (lo que se conoce como early adopter) puede generar beneficios económicos.

"Si se establece como una forma valedera de comercializar arte a lo largo del tiempo, entonces quienes hayan comprado los primeros cuadros se encontrarán con una ganancia superior, ya que el valor de las obras se equipará con el del arte tradicional". dice Hinz.

Pero remarca que también es posible adquirir otros tipos de tokens no fungibles, "como, por ejemplo, un dominio de Internet. Gracias a proyectos como Namecoin se lo puede tokenizar y sería un NFT".

Además, el directivo de Binance destaca que los NFT tienen como "beneficio que pueden ser comprados con criptomonedas, haciendo más dinámica su comercialización".

De esta forma, cualquier archivo de imagen, audio o video puede ser ofrecido como un NFT. Sin embargo, hay que tener en cuenta ciertas cuestiones cuando se decide comprar uno.

Principalmente, habría que decidir qué marketplace utilizar, en qué tipo de billeteras digitales pueden gestionarlos y qué criptomoneda se va a necesitar para concretar la adquisición.

Pero si lo que se desea es vender, los métodos pueden variar según la plataforma que se utilice. En la pŕactica:

Hinz afirma que "la forma para ganar dinero con estos tokens es a través de su intercambio, como ocurre con una obra de arte. Si nuestros cuadros tienen un comprador entonces vamos a estar ganando dinero con la comercialización, al igual que con un NFT".

"Más allá del potencial beneficio monetario, ser un early adopter brinda la posibilidad de forjar relaciones directas con los exponentes más importantes de la industria y, por lo tanto, tener acceso a todas las novedades relacionadas. Es una gran oportunidad para convertirse en referente o líder de opinión de cara al futuro", aconseja Limia.

Resalta que otra industria que adoptó a los NFT es el deporte. "Grandes equipos de fútbol se han volcado a esta nueva revolución para producir sus propios coleccionables digitales dedicados a los fanáticos de este deporte. El Barcelona, Paris Saint-Germain y el Atlético de Madrid ya cuentan con sus propios NFT emitidos en Ethereum", señala.

El NFT de Maradona

Sin ir más lejos, Diego Maradona tuvo su propio token no fungible, tal como adelantó en exclusiva iProUP. La empresa Sorare, que ofrece una liga de fantasía (similar al Gran DT) internacional basada en blockchain sumó a su plataforma al fallecido astro y al club que dirigía, Gimnasia y Esgrima de La Plata. Fueron los primeros de Sudamérica, pero ahora River Plate también se sumó a la movida.

Así, los usuarios pueden comprar las "figuritas 4.0" de futbolistas y crear un equipo en cada fecha con cinco de ellas: un arquero, un defensor, un mediocampista, un delantero y un director técnico.

Y no sólo pueden ganar premios en monedas virtuales –convertibles en dólares– según el desempeño de cada uno en las diferentes fechas de sus respectivas ligas, sino también vender esas figuritas a otros fanáticos cuando quieran renovar su plantel y hasta coleccionarlas.

Para dar una idea de cuánto mueve este mercado, la tarjeta de Cristiano Ronaldo se vendió por un valor equivalente a u$s2.600 millones en la plataforma de Sorare.

Comprar y vender

Edy Weber, CEO de Koibanx, comenta a iProUP que cada pieza del mundo real o digital debe ser única, auténtica e irrepetible para convertirse en un NFT en la blockchain.

"Hoy en día los artistas pueden tokenizar sus obras, vender los originales y establecer un valor en sus piezas que pueden ser compradas por coleccionistas o inversores que ahora tienen su registro de propiedad", indica.

"Un ejemplo muy conocido de uso de tokens no fungibles es el de los CryptoKitties, una app descentralizada en la que existen gatos virtuales que pueden ser coleccionados. Cada gato (o activo) es representado por un token no fungible y con sus características propias", menciona.

Arte cripto: los NFT revolucionan la forma de comercializar obras

Además remarca que existen plataformas que se convirtieron en muy poco tiempo en los grandes mercados del arte digital y los custodios de un negocio multimillonario, que no ha parado de crecer en los últimos meses. Algunas de ellas son:

"Quienes ven un valor en el objeto representado, lo adquieren en algunos casos como inversión, especulando con la suba de su valor", señala Wber.

Por su parte, Hinz remarca que el mercado de los tokens no fungibles aún no llegó al punto de maduración total, por lo que sus derivados tampoco. En consecuencia, se trata de un buen momento para comenzar a explorarlos.

"Me gustaría ver a museos como el Louvre con una exposición digital de NFT, en ese momento creo que podríamos decir que se han vuelto una plataforma establecida para la transferencia de arte. No sería raro que en un futuro cercano veamos a las grandes galerías y a museos con una colección propia de tokens no fungibles", anticipa.

De esta forma, el mundo cripto ofrece otra forma veloz y descentralizada de transmitir valor. Y no sólo económico, como Bitcoin, sino artístico y hasta emocional. Otra revolución que llegó para quedarse.

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