La mayoría de los dispositivos inalámbricos usan señales Wifi o Bluetooth para comunicarse. Si bien el peligro de intercepción de señales para un teclado o reloj es bajo, cuando hablamos de marcapasos o bombas de insulina el riesgo de filtraciones puede resultar en casos fatales. Para evitarlas un grupo de investigadores propone usar el cuerpo humano como una red similar a Internet de alcance limitado.

Los avances en el estudio del sistema de comunicación del organismo humano (conocido como HBC por sus siglas en inglés) permiten que la energía corporal pueda ser usada para transmitir datos. El circuito que se logra es similar a Internet que solo opera a 1 centímetro del cuerpo y consume 100 menos energía.

Esta tecnología permite que con solo tocar a alguien se pueda transferir información. De esta manera, un apretón de manos puede llegar a ser un protocolo de intercambio de datos de máxima seguridad. Este descubrimiento fue publicado en la revista IEEE Transactions on Biomedical Circuits and Systems, por un grupo de investigadores japoneses, dirigido por Dairoku Muramatsu de la Universidad de Ciencias de Tokio y Yoshifumi Nishida de la Universidad de Tokio.

"Como todos los dispositivos médicos aplican el mismo protocolo para transmitir información, están expuestos fácilmente a los mismos riesgos de seguridad. Si el aparato implantado es hackeado, la seguridad de la vida del paciente se verá directamente amenazada. Por ejemplo, un atacante puede controlar un marcapasos instalando malware de forma remota, causando un golpe mortal en el corazón o negándose a trabajar cuando sea necesario para salvar la vida del paciente", indica Muramatsu.

Cada vez más dispositivos médicos se conectan a Internet para monitoreo del paciente, lo que aumenta la posibilidad de hackeos. "Aunque el de los dispositivos médicos es uno de los campos principales para aplicar la tecnología HBC, el mismo sistema se puede ser aprovechado para que la tecnología móvil -sean teléfonos o relojes inteligentes- sea más segura y confiable", declaró Muramatsu en una entrevista hecha por Clarín.

Los datos se emiten por electrodos que se sintonizan con el campo eléctrico del cuerpo humano, formando una red pequeña y cerrada. La señal emana del electródo transmisor y atraviesa el cuerpo, la conductividad del mismo sirve como ruta para la señal transmitida. "Podemos colocar el electrodo en cualquier lugar del cuerpo, porque el campo eléctrico derivado de la señal inferior a varias decenas de MHz se distribuye a lo largo de la superficie del cuerpo. En resumen, los electrodos funcionan como antenas para transmitir o recibir la señal", detalla Nishida.

La naturaleza cerrada de la transmisión da como resultado una menor interferencia y conexiones más seguras. "Wi-Fi y Bluetooth utilizan la banda de 2.4Ghz, que comparten con microondas, sistemas de alarma, sensores. En cambio, el HBC generalmente utiliza la frecuencia de 10 MHz para la propagación de la señal, donde no hay tanta interferencia", indicó Muramatsu. El campo eléctrico del HBC tiene la propiedad de estar muy atenuado con respecto a la distancia por lo logra mayor confidencialidad y menor ruido electromagnético.

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