América Latina han sido el escenario ideal para la llegada de varias empresas de coworking, las que buscan atraer a emprededores y freelancers, principalmente.

Se trata de espacios colaborativos que responden a una necesidad de adaptarse a los tiempos, a la irrupción de generaciones más jóvenes que buscan colaboración y diversidad.

A través de estos espacios se buscan formar comunidades colaborativas para construir relaciones sólidas entre personas y empresas, y contribuir a generar un ambiente propicio para ideas brillantes.

Es por eso que Leandro Basaez, director de WeWork Chile, sostiene que es importante transformar la manera en cómo trabajamos y cómo nos relacionamos. “Nuestro posicionamiento va más allá que una empresa de coworking, creando una comunidad que pretende favorecer la productividad, la innovación y la colaboración", dice el directivo a América Economía.

Respecto a la evolución del mercado de coworking en su país, señala que “el mundo está cambiando y con él, la forma en que vivimos y trabajamos. Las personas y empresas ahora se enfocan más en construir relaciones valiosas, y ante los avances tecnológicos, necesitamos migrar hacia una nueva mentalidad”.

Para esto es necesario reimaginar diferentes las cosas: la arquitectura y distribución de los espacios, adoptar una cultura de innovación y fomentar las conexiones humana y creatividad.

“En definitiva, los espacios de trabajo deberán ser pensados como espacios holísticos, generando experiencias que humanicen la forma en que las personas trabajan”, agrega.

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