Yellen llegó a la jefatura de la Reserva Federal (Fed o banco central de Estados Unidos) a principios del 2014. Por primera vez una mujer era aupada al máximo cargo de esa institución creada en 1913. "La mujer más poderosa del mundo", se proclamó entonces.

Su mandato concluía en el 2018. Había habido cambio de gobierno. Yellen quería renovar por otros cuatro años. Trump, al que todo lo que huele a su antecesor, a Barack Obama, le provoca sarpullidos en su fina piel blanca, hizo caso omiso. Despedida.

Si la hubiese confirmado, hoy sería muy difícil que fuera la elegida del presidente electo Joe Biden para ser la próxima secretaria del Departamento del Tesoro, otro "techo de cristal" que romperá Yellen desde la discreta determinación de su carácter. Que gane la aprobación en el Senado, donde ya ha superado otras pruebas como la de la Fed, se da casi por seguro. Incluso muchos republicanos la aplauden.

Nacida en el distrito neoyorquino de Brooklyn el 13 de agosto de 1946, esta economista laboral, keynesiana de formación –los mercados son imperfectos y se han de hacer correcciones, según su filosofía– ha tocado la cumbre de forma reiterada sin levantar la voz, una gigante en un cuerpo menudo. En 231 años de historia, a Yellen le han precedido 77 secretarios del Tesoro, todos hombres, por supuesto.

Yellen, que rompió moldes al ser la jefa de la Fed, apuesta por los estímulos para salir de la crisis

Su posición en la economía norteamericana hará que sus decisiones impacten a nivel mundial

Su elección toca una fibra especial entre las mujeres de la economía y las finanzas. La consideran una pionera, dentro de un mundo en el que relativamente son pocas, por su capacidad de romper barreras y mostrar a las otras las pautas que seguir, de facilitarles el martillo para resquebrajar esos techos de prejuicios.

La economía le ha permitido a Yellen combinar el rigor de las matemáticas con su interés por las personas y sus condiciones de vida, circunstancia que se concreta en su dedicación a combatir el paro y mejorar las condiciones de los empleados.

Sus fundamentos teóricos los halló en su hogar. Cuando Janet y George contrataron a una niñera para su hijo –Robert, cómo no, hoy economista de profesión– decidieron pagarle más de lo habitual en su entorno, en Berkeley, donde ambos ejercían de profesores en la Universidad de California. Pensaron que una cuidadora más feliz prestaría mejor atención.

Yellen ya ha exhibido sus cartas. Sostiene que el Gobierno debe continuar con los estímulos a los negocios, los trabajadores y los hogares. Si se produce un bloqueo político, augura que la recuperación será más lenta que la de la gran recesión del 2008, indicó La Vanguardia.

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