La pandemia y la consecuente cuarentena por el coronavirus generó una profunda crisis que se replicó en casi todos los sectores económicos, pero el gastronómico es uno de los más afectados.

Según No más sillas al revés -el grupo de trabajadores del rubro que exige alivios fiscales para enfrentar el momento- "mientras el país pierde el 20% del trabajo, nosotros el 75% y cada día que pasa se cierran 90 locales más".

En ese contexto, ITERS, la aplicación que nació para vender y comprar comida casera por parte de chefs independientes, terminó reconvirtiéndose en una oportunidad para un sector castigado.

Se trata de un marketplace que permite a los cocineros amateurs ofrecer sus platillos a través de la aplicación y a las personas que están buscando una alternativa a los restaurantes, acceder a platos más sanos.

"No tenés que dedicarte 100% a esto porque vos decidís cuándo estás disponible y cuándo no, por eso sirve como un trabajo secundario para generar ingresos adicionales", explica a iProUP Aníbal Jiménez, CEO y fundador de la aplicación, quien, sin embargo, admite que ahora ITERS atraviesa una etapa mucho más amplia que trascendió la gastronomía amateur.

El emprendedor remarca que "dada la situación de este año, nuestra aplicación ha tomado muchísima relevancia considerando que el sector gastronómico es uno de los más afectados: se estima que hay más de 200.000 puestos de trabajo perdidos como resultado de la cuarentena".

"Si bien los restaurantes están empezando de a poco a volver bajo ciertos protocolos, va a tomar mucho tiempo volver a la normalidad, están trabajando al 20% o 30% y sumarse a ITERS les está dando una oportunidad de incorporarse a la actividad laboral mucho más rápido", admite.

Más allá de los nuevos usuarios profesionales, la plataforma sigue manteniendo a sus clientes originales que buscan acceder a platos caseros. "Es una alternativa al restaurante, no pretendo suplantarlo, pero sí dar una opción con comida sana, casera y con esos sabores de casa, comida real como me gusta llamarla a mí, porque si querés comer comida venezolana acá vas a conseguir esos platos, pero hechos por venezolanos", explica.

Según Jiménez, para los usuarios amateurs -aquellos a los que se dirigía originalmente la plataforma- ITERS les está permitiendo afrontar la pandemia.

"Es una alternativa para mucha gente que realmente está necesitando generar ingresos en su casa y creo que viene a dar soporte a estos momentos tan difíciles que estamos viviendo en todo el mundo pero particularmente en la Argentina", se sincera.

El emprendedor revela que lanzaron la app en abril y ya poseen más de 800 cocineros registrados. "Eso habla de que hay una necesidad de que la gente pueda producir dinero desde su casa y, al mismo tiempo, el que compra se asegura de que efectivamente la comida es casera", completa.

ITERS se lanzó este año pero Jiménez venía trabajando en ella desde 2019. "A mí me gusta mucho cocinar, es mi hobby, y un día cociné algo que me gustó mucho y pensé que uno debería ser capaz de vender esas cosas ricas que cocina en casa porque es mucho más sabroso que lo que se come en restaurante. Hay ingredientes de mejor calidad, Ahí tuve la primera idea", recuerda.

También cuenta que en su investigación se dio cuenta de que muchas personas ya estaban vendiendo comida casera, pero a través de sus redes sociales. "Eso les da un alcance limitado, porque no todo el mundo tiene la dicha de tener miles de seguidores. Esto les permite acceder a una plataforma en la que pueden estar expuestos a una cantidad de gente mucho mayor", asegura el emprendedor.

Jiménez es economista, nació en Venezuela y vive acá desde hace cinco años. Lo que vio al llegar también alimentó la idea de concretar ITERS.

ITERS permite que cocineros amateurs y restaurantes lleguen a más usuarios

"La Argentina también se caracteriza porque los chicos jóvenes se van temprano de la casa: muchos no saben cómo cocinar y piden delivery. Esto les permite pedir platos caseros que les recuerden a la comida de casa y que además sean saludables", asegura.

Su justificación es clara: "Nuestro concepto parte de que los ingredientes que usas en tu hogar son distintos. No es lo mismo una manteca que comprás para tu casa que las industriales que usan los restaurantes para mantener los costos".

Tomar la decisión de llevar adelante su propio proyecto no fue tarea fácil para el emprendedor, quien durante 18 años trabajó en empresas de consumo masivo. Mientras tanto, empezó a crear la aplicación. Cuando ITERS ya estaba prácticamente lista decidió dejar todo y dedicarse de lleno a su desarrollo.

"Siempre es una decisión difícil salir de tu estado de confort, sobre todo cuando estás hablando de ingreso y del soporte de tu familia. Pero no quería llegar a un momento en el que me fuera a jubilar y recién ahí pensar qué iba a hacer, después de tanto tiempo e inversión no podía dejarlo a la buena de Dios", relata.

El capital inicial fue de 150.000 dólares y la mayoría fue inversión fue propia para tener un producto funcionando y luego levantar capital. "Desde que pensé esto, yo sabía que no es lo mismo plantear una idea que tener algo que mostrar, por eso el desarrollo inicial fue financiado por mí y una vez que tuve el producto conseguí un socio inversionista al que le vendí un 10% del negocio", cuenta.

Para este año, y en el contexto de la pandemia, ITERS planea facturar $3 millones. El usuario no paga comisión por venta, sino que abona un fee mensual de unos 15 dólares.

ITERS se lanzó en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires en abril y en Córdoba capital en junio. Ahora, están trabajando para estar disponibles en todo el país antes de cerrar el año. Con el tiempo, el objetivo es expandirse al resto de la región.

"Esto es un modelo de negocio que es viable en toda Latinoamérica, pero lanzamos en Argentina porque es un mercado muy importante, donde el sector gastronómico tiene mucha relevancia. Entonces estamos aprendiendo y ajustando acá para después sí poder expandirnos a otros países", asegura.

Y concluye: "Es un negocio muy lindo de verdad, hay mucho que aprender de esto y mucho que hacer todavía".

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