Las autoridades de Corea del Sur acaban de darle 18 meses de prisión al presidente de Samsung. Lee Sang-hoon fue encontrado culpable de sabotaje sindical. Es decir, impedir que los colaboradores dentro de la empresa reclamaran sus derechos como trabajadores. 

Junto con él, también se condenó a más de 20 antiguos y actuales oficiales de la compañía asiática.

Según las autoridades surcoreanas, los líderes de la marca son culpables de varias acciones para desincentivar la actividad sindical. Entre ellas, amenazas para recortar salarios y retirar contratos a proveedores y aliados simpatizantes de la causa de sus colaboradores. 

Por ahora, los analistas sostienen que es poco probable que este acontecimiento afecte el negocio de Samsung. Sin embargo, sí se esperan presiones para cambiar la cultura corporativa interna.

El caso de la marca tecnológica surcoreana no es único en el mundo. El ex-CEO de Amazon en México se vio involucrado en un caso de feminicidio local. Para 2017, las autoridades se dieron a la tarea de arrestar a uno de los accionistas más importantes de Twitter, Citigroup y Lyft. 

También Meng Wanzhou, ex-CFO de Huawei, lleva meses en un caso de extradición entre Canadá, China y Estados Unidos (EEUU). Hasta Elon Musk se metió en problemas con la ley.

Respecto de Samsung, no se puede minimizar el impacto que este arresto puede tener para la marca. En su calidad de presidente de la empresa, Sang-hoon es una figura ícono para el público en general y los inversores en particular.

 Sin su persona a la cabeza, se podría generar un estado de incertidumbre que afecte las operaciones de la compañía en el corto plazo. Algo que el negocio no necesita, considerando la presión del mercado de smartphones.

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