Varias plataformas de tecnología se encuentran enfrentando un periodo difícil en su ciclo de vida. Uber, Lyft, Didi y otras empresas en el entorno de taxis compartidos y entregas de comida luchan, a gran costo financiero, por conservar su parte del mercado. Lo mismo le ha pasado a Airbnb y WeWork, plataformas que luchan por seguir existiendo.

No siempre el entorno startup tuvo esta imagen tan controversial. Hace solo unos meses, según Forbes, se estimaba que esta industria había generado una derrama económica de 2.800 millones de dólares en solo un par de años. En octubre, The Genius Works apuntaba que este sistema emprendedor genera crecimiento a una escala pocas veces vista e incluso Brookings afirmó que podían usarse para medir el desarrollo de las ciudades.

El problema del ecosistema startup ciertamente no son solo las herramientas tecnológicas, que han ayudado a acelerar y facilitar la creación de nuevas empresas pero también fortalecieron a muchos otros negocios. Es más bien un modelo financiero tóxico que, por desgracia, es común de muchos proyectos, según un artículo del sitio Merca2.0.

Según The Verge, la compañía Unicorn acaba de declararse en quiebra de forma oficial. Este negocio ofrecía a los usuarios la oportunidad de comprar un scooter eléctrico, con varias mejoras tales como rastreo GPS y la capacidad de bloqueo usando una app, por solo 699 dólares.

La startup anunció que está en quiebra y empezará a liquidar todos los bienes luego de haber gastado todo su presupuesto de publicidad en Facebook y Google, así como otros gastos menores. Ahora, no solo no podrá cumplir con las 350 órdenes de compra que ya habían realizado sus clientes sino que además tampoco podrá devolver su dinero a las personas, ya que, incluso si se venden todos los activos, es poco probable lograr siquiera reembolsos parciales.

Muchos consumidores acusan a la startup de haber recaído en una estrategia de sacar a la competencia fuera del mercado, pero sin la certeza de poder operar una vez que lo lograra. Un patrón que parecen seguir empresas como Uber, Didi y WeWork que funcionan con un sistema muy similar de perder dinero para ganar clientes. Pero incluso marcas como Luckin Coffee, el "Starbucks chino" y, según CNBC, Tesla y Amazon hacen esto.

Según Samuel Scott en The Drum, este tipo de startup está condenada al fracaso porque está basada en el pensamiento depredador: perder dinero al inicio de la historia de la compañía, desgastar y sacar a los rivales a la fuerza para aumentar precios después y volverse amo del mercado. Aunque suena a una idea sólida, requiere dos elementos: dinero suficiente y certeza que habrá suficiente interés de la audiencia en el futuro.

Es rara la startup que puede tener estas certidumbres, especialmente si, como en el mercado de los taxis compartidos, hay varias empresas bien fondeadas dispuestas a apostar. A eso se le debe sumar que, en el largo plazo, es malo para el mercado, desincentiva la competencia y es insostenible a largo plazo, tal como muestra el caso de Unicorn.

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