Los investigadores Rafael Kim y Stefan Paslad de la Universidad Queen Mary de Londres, Reino Unido, plantean un interesante tema en un reciente estudio sobre las posibilidades del internet de las cosas. Para ellos, el futuro y presente pasa por unos pequeños dispositivos electrónicos, capaces de procesar información, almacenarla y transmitirla, al modo que hacen los organismos vivos.

¿Es posible dar vida a estos aparatos, crear una versión biológica del internet de las cosas? Es un interrogante que se hacen dos investigadores en la Universidad de Padua, Italia. La bacteria sobre la que basan su hipótesis es la Escherichia Coli, sobre la que recientemente realizó un experimento Federico Tavella junto a otros compañeros. Construyeron un circuito en el que una cepa de esta bacteria transmitió un mensaje de "Hola mundo" a otra cepa móvil, que a su vez llevó la información a otro lugar.

El proceso se llama "conjunción" y es algo natural en el mundo bacteriano. Primero, reciben la información a través de las paredes celulares. La almacenan en estructuras de ADN en forma de anillo, llamados "plásmidos", la procesan mediante ribosomas y la transmiten a otras bacterias, impulsados a unos apéndices ondulados que las permiten moverse y conectar con otros organismos. Sin embargo, hasta ahora, un proceso como este no se creía posible en dispositivos electrónicos pero Kim y Paslad consideran que puede ser el principio de un campo con un gran potencial.

Esta tecnología se podría utilizar en pequeños dispositivos para mejorar la situación del medio ambiente y proponer soluciones ecológicas. Por ejemplo, detectando toxinas contaminantes en el mar y con esos datos, emprender procesos de biorremediación. En el ámbito de la salud se podrían utilizar para curar enfermedades programando los dispositivos y dirigiéndolos a un destino concreto del cuerpo humano. Al llegar a éste, podrían producir y liberar unas hormonas determinadas que beneficiarían al paciente.

De momento, son solo conjeturas. Aunque apuntan que si bien los beneficios pueden ser impresionantes, también puede convertirse en aparatos peligrosos, capaces por ejemplo de propagar enfermedades e incapaces de localizarse o de rastrear la información una vez transmitida y liberada.

Como con todos los avances de la ciencia, no es un hecho positivo o negativo, sino que dependería del uso que se haga con ello, lo que introduce el tema de la ética en esta cuestión.

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