La compañía integrará a partir de ahora en su aplicación la posibilidad de pedir taxis además de sus coches habituales en Madrid, España. A partir de cerrarse la reserva, la app avisa que "el servicio contratado será prestado por un taxi". El usuario podrá rechazarlo pero Uber asegura que el servicio tendrá la misma calidad que si fuera una operación normal y costará exactamente lo mismo. ¿Qué esconde esta nueva alianza de Uber con su mayor enemigo?

La compañía ha cerrado un acuerdo en la capital con Ciudad del taxi, una empresa que gestiona unas 600 licencias de taxi en Madrid y, a la vez, cerca de 700 autos de la mano de Uber. De momento, la tecnológica solo contará con 50 de esos taxis para mostrar en su aplicación, por lo que el arranque del servicio es limitado, pero la idea es ir aumentando paulatinamente si la propuesta funciona.

Uber asegura que los 50 taxis que se unirán a la plataforma cumplirán con los estándares de calidad que exige la firma. Como ocurre con la app de Uber, el usuario podrá valorar al conductor y viceversa. "Creemos firmemente que esta alianza va a ser beneficiosa para todos. Para nuestros clientes, que verán reducidos sus tiempos de espera, para los taxistas, que verán crecer sus ingresos, y para Madrid, que será pionera en integrar taxis y plataformas en un modelo de convivencia", explicó en un comunicado Juan Galiardo, director de Uber en España. 

Cabify se adelantó este año ofreciendo una opción muy parecida: reservar taxis a través de la aplicación. En su caso, la app deja escoger entre autos comunes y taxi antes de cerrar la reserva. Pero hay un problema: no indica un precio exacto cerrado y el tiempo de espera es siempre mayor porque el número de vehículos disponibles es muy limitado. El resultado: el cliente no tiene ningún incentivo para optar por un taxi. Uber espera solucionar este inconveniente enviando un taxi al usuario por defecto si hay uno disponible, forzando al usuario a rechazarlo una vez pedido. El problema de los escasos vehículos de inicio, solo 50, será el mismo. En el caso del Cabify, la reacción del taxi tras anunciarse la alianza fue la esperada: guerra total contra la iniciativa. En el de Uber, la reacción del taxi no se ha hecho esperar, y va justo en la misma dirección.

"El intento de incorporación del taxi en Uber prueba que el modelo de las VTC no ha sido rentable para las plataformas, pese a estar en buena medida sostenido en la competencia desleal y el incumplimiento sistemático de las normas. [...] Tras haber intentado desmantelar y arruinar el modelo de taxi y sustituirlo por un mercado desregulado, finalmente han tenido que abandonar esas posiciones y reorientar su estrategia oligopolista hacía la entrada en el mercado regulado del taxi", explica la asociación Fedetaxi en un comunicado. "La preocupación dentro del sector del taxi es máxima, si este modo operativo se extiende a su intermediación en el servicio público de taxi".

El motivo por el que Uber ha decidido aliarse con el taxi es sencillo: el número de licencias de autos de alquiler en España es el que es (ahora mismo 8.000 concedidas en Madrid, 6.000 activas) y no va a aumentar más. La única manera de crecer, de ampliar la flota de vehículos, es arrebatarle coches (y licencias) a Cabify o convencer al taxi de pasarse al "lado oscuro". Esto último es justo lo que están intentando ahora con este movimiento y para el 95% del sector, Uber y Cabify siguen y seguirán siendo el enemigo número uno a batir.

Hay otro motivo que explica la alianza de Uber con el taxi: la compañía lleva ya más de un año intentando dejar de ser solo una empresa de coches de alquiler para pasar a ser una especie de Google del transporte urbano. Su objetivo a largo plazo es ser la puerta de entrada para reservar múltiples sistemas de desplazamiento y su objetivo es huir del bloqueo legal y la eterna "guerra del taxi"

¿Qué ganan los usuarios con todo esto? De momento, nada. En Cabify, por un precio más elevado y mayor tiempo de espera, se puede reservar un taxi. En Uber, por el mismo precio y mismo tiempo de espera se puede reservar uno de esos taxis de los que se quiere huir. A cambio, ambas compañías arriesgan evidenciar más que nunca eso que siempre se les ha criticado: ser un taxi pintado de negro. Sin el sector al completo a bordo, todo apunta a un abrupto final de trayecto para esta nueva carrera de Uber y Cabify.

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