La firma Genomic Prediction anunció que es capaz de usar pruebas genéticas para determinar qué embrión de un procedimiento de Fecundación In Vitro tienen menos probabilidades de desarrollar hasta 11 enfermedades distintas. 

En los procesos de fecundación in vitro se suelen crear varios embriones para maximizar las posibilidades de que la intervención tenga éxito y el embarazo llegue a término. 

Lo que propone Genomic Prediction es analizar el material genético de esos embriones para escoger aquellos con menos riesgo de padecer diabetes, ataques cardiacos o hasta cinco tipos de cáncer.

Según explican, la empresa también avisará a los progenitores si su futuro hijo estará entre el 2% más bajo de la población o si tiene variantes genéticas asociadas con una escasa inteligencia. Efectivamente: estamos en Gattaca (o, al menos, muy cerca de ella)

Por ahora, el proyecto está una etapa preliminar y, aunque ya están haciendo análisis de embriones, la compañía dice que "no está segura de si alguno de ellos se ha utilizado para iniciar un embarazo".

Lo que no impide que haya recaudado varios millones de dólares y esté haciendo una fuerte campaña de márketing entre médicos especializados en fertilidad y personas interesadas en la FIV.

La mecánica de la prueba es sencilla: a partir de una pequeña muestra de células, Genomic Prediction dice ser capaz de analizar miles de posiciones genéticas y estimar el riesgo de tener una decena de enfermedades. Suena bien, pero (como era previsible) genera mucha polémica. Sobre todo, entre los mismos investigadores del área.

"Es irresponsable sugerir que la ciencia está en el punto en que podríamos predecir de manera confiable qué embrión seleccionar para minimizar el riesgo de enfermedad. La ciencia simplemente todavía no está allí", explicaba Graham Coop, genetista de la Universidad de California, Davis, en la MIT Tech Review. Y, sinceramente, lleva toda la razón del mundo.

Hay un conjunto muy pequeño de enfermedades genéticas claramente localizadas y fáciles de "seleccionar". Es algo de lo que se lleva hablando durante mucho tiempo, pero la realidad es que nuestro conocimiento de los vericuetos de la genética dista mucho de estar listo como para ponernos a seleccionar niños.

Hace unos días, por ejemplo, hablábamos de una señora que, pese a tener una mutación íntimamente relacionada con el alzhéimer precoz, tenía otra que la hacía inmune a los efectos de la enfermedad. 

En su caso, una prueba de ADN le hubiera provocado décadas de ansiedad ante una enfermedad que, después, sencillamente nunca llegó. 

Si los tests genéticos para adultos presentan ya muchos problemas y pueden causar muchos daños personales, los de embriones nos dan una falsa seguridad que, luego, puede salir muy cara.

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