A todos les ha pasado alguna vez: tuvieron que correr por el colectivo o es un día típico de verano, de esos en los que el piso derrite las suelas de las zapatillas. Con esto viene un gran miedo y que le ocurre a mayoría de las personas que se preguntan: "¿Oleré mal?" "¿los que están a mi alrededor se sentirán incómodos por mí transpiración?". Sin duda para la gente que transpira mucho o que sufre el calor, transpirar es una de las peores experiencias sociales que tiene que afrontar día a día.

Por suerte un equipo de ingenieros de la Universidad de Minho, en Portugal, desarrolló una ingeniosa solución: lograron incrustar en telas inteligentes aromas como los de aceites esenciales de aromaterapia. El invento se publicó en la revista ACS Applied Materials and Interfaces.

Los expertos desarrollaron dos formas de modificar la tela de algodón para que desprenda un aroma a limón, conocida también como citronella o limoncillo, cuando entra en contacto con el sudor. Con el primero utilizaron una proteína que se encuentra en las narices de los cerdos que se une a las moléculas de olor y adjuntaron lo que se conoce como un módulo de unión a carbohidratos, que se une al algodón. Luego, emplearon un segundo método que involucra liposomas similares a la grasa en lugar de proteínas para unir el agradable aroma a la tela.

Al final, los algodones liberaron el aroma de citronella cuando entraron en contacto con una solución ácida de sudor. Según sus creadores la tela tratada con proteínas de nariz de cerdo emitió un "estallido rápido de aroma". "Los textiles funcionales que incorporan fragancias podrían ser un producto eficaz para desodorizar la ropa", dijeron los inventores de la moderna tela que evita el desagradable olor del sudor.

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