Ya está todo vendido en el Parque das Naçoes de Lisboa, Portugal, para los cuatro días de la gran cita por excelencia del planeta tecnológico, la Web Summit. Hoy, lunes 4 de noviembre, abre sus puertas la influyente convocatoria organizada por Paddy Cosgrave.

Las cifras del Summit sorprenden: 70.000 personas pasarán por el recinto y se inscribirán 11.000 ejecutivos de empresas tecnológicas. El impacto económico en Lisboa se calcula en unos 300 millones de euros, en especial debido a la avalancha de reservas hoteleras, a la desbordante actividad en los restaurantes y a la animación nocturna en zonas cercanas al evento.

El número de ponentes ascenderá a 1.200 y los periodistas acreditados superan los 2.000, la misma cantidad de start-ups que marcarán presencia. En total, 160 países estarán representados de una manera o de otra, siempre a lomos de un maratón de discursos cada vez más apocalípticos.

La estrella del evento sin dudas es Edward Snowden, el ex de la CIA que acabó denunciando los abusos de vigilancia y espionaje del Gobierno de los Estados Unidos, y también a Brad Smith, jefazo de Microsoft. Igualmente acudirán Britanny Kaiser, exdirectora y denunciante del caso Cambridge Analytica, y Michel Barnier, negociador de la Unión Europea para el Brexit. Tampoco faltarán los golpes de efecto con Ronaldinho, Tony Blair o Eric Cantona, instalado en la capital portuguesa de forma permanente.

Pero la Web Summit ejerce como un verdadero motor y símbolo de la Lisboa del siglo XXI, reciclada en ciudad de la tecnología, como demuestra la proliferación de centros de innovación (Google o BMW son solo dos de ellos) y "hubs" creativos en barrios como Marvila o Beato, antes degradados y hoy reciclados al calor de los nuevos tiempos.

La propia Web Summit ha dado lugar a iniciativas como The Battle of Beautiful Business o The Gathering, dos encuentros de empleados del sector que anticipan el aluvión de esta Web Summit convertida en una macroestructura que tiene garantizada su celebración en Lisboa hasta 2028, como mínimo.

Dado que el idioma de trabajo es el inglés, la organización ha tomado cartas en el asunto para difundir aún más los mensajes lanzados. Así, los visitantes podrán por primera vez seguir los coloquios con traducción simultánea al japonés, chino, portugués y español, incluso quien acceda a través de la aplicación oficial para móviles.

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