La educación es la piedra basal desde donde se ha venido construyendo nuestra capacidad de evolución y adaptación al cambio. Como ha ocurrido en otros periodos, hoy la transformación digital está exigiendo plantear nuevos modelos de enseñanza que favorezcan un aprendizaje crítico, orientado a la autonomía, lo cual se consigue incitando a pensar.

Si bien hay mucha conversación sobre el tema, se sigue formando a las personas en poco más que grabar datos, y para eso sí que están las máquinas, cuando lo que nos hace falta es fortalecer lo que nos hace insustituibles: la creatividad y los valores.

El mito de aprender como un robot

Hay un mito en todo lo relacionado con la robotización, y ha llegado el momento en que tenemos que empezar a desmantelar, para lograr una educación funcional y actual. Si bien es cierto, como dice el periodista, Premio Pulitzer, Andrés Oppenheimer, el conocimiento es transmitido de manera más eficiente por el buscador de Google o los robots que por el profesor, éste no puede desaparecer, sino que debe cambiar su rol.

Porque, como bien dice Oppenheime: "Lo que no pueden hacer los robots es transmitir valores, fomentar la curiosidad, motivar y ayudar a los niños a encontrar su pasión". Por eso el factor humano seguirá siendo importante en áreas como la educación y muchas otras, pero tendrá distintos roles a los de hoy.

Tal como se explica en el diario El Economista, hoy se impone la necesidad de generar personas con capacidad de pensamiento, con espíritu crítico, con capacidades empáticas. Para lograrlo tenemos que poner en valor nuevas competencias, las competencias blandas y actitudinales, como la capacidad de improvisar, de liderazgo, o de adaptación.

En este contexto, el profesor ya no ejercerá solo como transmisor de conocimientos, sino que tendrá como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. Serán facilitadores y orientadores, más que transmisores del saber, siendo su papel todavía más relevante y complejo.

Esto es fundamental para lograr un enfoque en el desarrollo de competencias más que en la mera transmisión de contenidos. Dentro de estas competencias, destacarían las que denominamos "aprender a aprender", pues pasaremos a entender la educación como un proceso que no termina nunca y que se desarrollará dentro y fuera de las instituciones.

De esta manera, las clases magistrales darán paso a metodologías activas, en donde el alumno dejará de jugar un rol pasivo en un sistema centrado en el profesor pasando a ser protagonista de su propio aprendizaje.

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