El gigante Toyota sigue apostando a las pilas de combustible de hidrógeno, y ha hecho fuertes inversiones en esta tecnología que prácticamente todo el mundo considera inútil.

Por ejemplo, un sedán Mirai cuesta unos 57.000 dólares y sólo ha vendido 7.000 unidades. Mientras el fabricante continúa con esta tendencia, el mercado se centra en los vehículos de gasolina y los híbridos que los clientes quieren realmente.

Los beneficios antes de impuestos aumentaron un 25% a 1,5 billones de yenes (unos 11.500 millones de euros). El grupo elevó sus previsiones de beneficio neto para el año un 8,5% a 2,3 billones para reflejar la devaluación del yen.

La prioridad para Toyota es aumentar sus bajos márgenes en EE.UU., donde sus sedanes están perdiendo terreno frente a vehículos deportivos de por rivales. Pese a todo, los vehículos de hidrógeno podrían dar a Toyota una ventaja en la larga carrera para abandonar los combustibles fósiles.

Según una nota de Expansión, se acusa a la tecnología de no tener futuro. La mayoría de las pilas de combustible contienen costoso platino. El gas de hidrógeno se tiene que fabricar, lo que reduce la eficiencia energética. Y las estaciones de repostaje de hidrógeno son aún más escasas que las eléctricas.

El contraargumento es que las pilas de combustible terminarán moviendo vehículos más pesados a distancias más largas sin contaminar. Todas las compañías están desarrollando vehículos híbridos y eléctricos. Sólo Toyota y Honda se toman en serio el hidrógeno. Las acciones de Toyota cotizan por encima de la media de los fabricantes de coches de la vieja escuela. Esto refleja la escala y la eficiencia del grupo. Merece la pena tener una opción gratuita sobre las pilas de combustible.

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