El gobernador de California, Gavin Newsom, sancionó este miércoles la ley que reclasifica como empleados a los trabajadores independientes de aplicaciones como Uber y Lyft, que hasta el momento se niegan a cumplir con la normativa. 

La legislación, observada muy de cerca por otros estados americanos, responde a sectores críticos que argumentan que estas empresas de transporte niegan beneficios a sus conductores. 

"La necesidad de crear una seguridad económica duradera para nuestra fuerza laboral exige acción", indicó el gobernador demócrata.

Newsom calificó la flamante normativa de "hito", previendo que reducirá una "clasificación errónea de los trabajadores" a los que se les negaban beneficios como salario mínimo, licencia por enfermedad y seguro de salud. A su vez, el funcionario espera que este sea un primer paso hacia la sindicalización.

La ley desafía el modelo de negocio de las plataformas de transporte, y de otras aplicaciones que siguen estas directrices, que ven a sus conductores como contratistas dentro de la "gig economy", un término utilizado para las labores que se consideran esporádicas, con contratos a corto plazo y sin beneficios, y que responden a la tecnología de la comunicación.

Luego de los intentos de varias apps por renegociar las condiciones de esta ley, Uber ya adelantó que por el momento no tiene planes inmediatos para reclasificar a sus conductores como empleados en el próximo enero, cuando la ley entrará en vigor.

La ley "no proporciona beneficios a los conductores", había asegurado Tony West, director jurídico de Uber, en una llamada realizada la semana pasada a los periodistas. En efecto, tanto esta plataforma como Lyft, cuyos modelos probablemente se verán afectados con la ley, promueven un referéndum en el estado para anular la medida. 

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