A diferencia del resto de los unicornios argentinos, excepto Auth0, Globant nació en la economía post crisis del 2001 y diseñó su plan de negocio teniendo en cuenta ese contexto. Su objetivo era claro: plantar bandera fuera de la Patria para luego desembarcar en territorio argentino.

Creada por cuatro amigos, cuyas vidas se cruzaron por motivos laborales y universitarios, esta firma se encarga de ofrecer ‘viajes digitales’, metáfora que utilizan sus fundadores al decir que son una de las principales desarrolladoras de software del mundo, con 9.900 empleados ubicados en 32 ciudades de América latina, Norteamérica, Asia y Europa.

El lugar elegido fue un bar del microcentro porteño. Ahí, Martín Migoya, Guibert Englebienne, Martín Umarán y Néstor Nocetti se reunían para charlar sobre la actualidad del país y analizar el panorama empresarial tras la burbuja de las puntocom. Poco a poco, comenzó a germinar la semilla de un emprendimiento propio. 

Tres de ellos –Migoya, Englebienne y Nocetti– se veían todos los días en la consultora Tallion, mientras que el ingeniero mecánico Umarán conocía a Nocetti y a Migoya de la Universidad Nacional de La Plata, donde estos dos habían estudiado ingeniería electrónica. En tanto, Englebienne había cursado ingeniería en sistemas en la Universidad del Centro (UNICEN) en Tandil, si bien era oriundo de Mar del Plata.

"Discutíamos qué pasaba en la Argentina en términos de fundación de multis. No estábamos acostumbrados a exportar empresas, sino a tomar modelos de afuera sin generar un liderazgo desde acá", expresó Migoya. 

Los futuros socios notaron que países como la India, Irlanda o Canadá transformaban la industria de outsourcing de IT a nivel mundial. Así, las ganas de hacer lo propio pero en la Argentina, no se hicieron esperar. 

Producto de estos encuentros, rápidamente surgió una lista de mandamientos que el cuarteto quería plasmar en un proyecto. El primero de todos era contundente: "Ser una multinacional: conquistar el mundo; luego, la Argentina". 

"No había una sola compañía en toda América latina que hubiera tomado el rol de player global para proveer al 90% de la demanda mundial de servicios, entonces decidimos hacer eso", afirmó Englebienne, CTO de Globant. Si bien el contexto no era el mejor para emprender, estaban seguros de que su propuesta podía "prender" en el mercado internacional. 

Además, para dar comienzo a una empresa de software no requerían de mucho capital, por lo que iniciaron operaciones en 2003 con u$s5.000 de ahorros y una pequeña oficina prestada en La Plata, sin aire acondicionado. En un principio, no hubo grandes inversiones en infraestructura: el dinero lo destinaron a un profesor de inglés para que los ayudara a armar una presentación para potenciales inversores, y en pasajes para comenzar su "road show".

Del bar a la acción

Luego de golpear varias puertas, llegó la oportunidad que le daría rienda al emprendimiento. En Londres los recibió el Chief People Officer de LastMinute.com, firma dedicada a la venta de pasajes aéreos a bajo precio, que facturaba 1.000 millones de libras por año pero no lograba que su sitio funcionara correctamente.  

La propuesta no tardó en llegar, y consistía en armar un equipo de trabajo, llevarlo al Reino Unido y administrar el portal en apenas dos semanas. "Por supuesto", respondieron al unísono. Para Migoya, ser emprendedor, justamente, tiene una cuota de inconsciencia. "Eso te hace dar el salto y empezar. A partir de ahí, ya estás en el baile", expresa.

El gran despegue llegó en 2006, cuando incorporaron a Google como cliente. Un ex LastMinute.com había llegado a la filial europea de la compañía estadounidense y recomendó a Globant al enterarse que estaban buscando un partner externo de software. Para ese momento, la startup argentina facturaba u$s3 millones al año y empleaba a 150 personas.

Ese mismo año obtuvo su primera inyección de capital de u$s2 millones liderada por FS Partners, de Pedro Querio y Pablo Teubal. En 2007 llegarían otros u$s7,8 millones de Riverwood Capital, un follow-on de u$s3 millones al año siguiente y u$s10 millones en 2011. Además, en ese período, Globant también recibió u$s20 millones de FTV Capital.

La compañía creció y tuvieron que repartirse los roles. Migoya se hizo cargo de la dirección ejecutiva, Englebienne se quedó con la pata tecnológica, Umarán pasó a ocupar el puesto de Chief of Staff y  Nocetti se puso el traje de vicepresidente Ejecutivo de Asuntos Corporativos. 

Pero, más allá de los títulos oficiales, cada uno tiene una especialidad. Sobre esto, Migoya detalla: "Si viene un e-mail difícil que requiere de una respuesta muy pensada, me siento con Martín y lo resuelvo. Si hay que ‘aplanarle’ la cabeza a un cliente, voy con Guibert; y si hay una planilla que no la entiende nadie o hay que ir a una cámara del sector, Néstor".

"El equipo fundador se tiene que replicar, hacer que otros miembros de la organización entiendan el sueño y lo hagan propio. Y deben tomar decisiones como si fueras vos. La cultura es todo", subraya Englebienne. 

En ese sentido, detalla: "Se puede hacer desde el momento cero. Cinco años después de fundar la compañía nos sentamos a decidir sobre nuestros valores: nos chupamos el dedo para ver cuáles eran los ingredientes de la salsa secreta".

Un domo llamado ‘internacionalización’

Su modelo de negocios blindó a la firma de los avatares económicos argentinos. Si bien un tercio de su plantilla está ubicada en el país (34%), el 87% de sus ingresos del último año provino de mercados fuera de la región (78% de América del Norte y el 9% de Europa).

Esta estrategia le permite a la empresa tener acceso al mercado de capitales internacional y aislarse, en cierta manera, de los continuos vaivenes locales. 

De todas maneras, esto no implica que los "fantastic four" no miren a la Argentina con detenimiento.

De hecho, aseguran, Migoya fue uno de los impulsores de ‘Nuestra Voz’, un grupo de WhatsApp integrado por más de 200 empresarios, conformado como el nuevo "círculo rojo 2.0".

Si bien Migoya y Englebienne han hecho público su apoyo a la reelección de Macri antes de las PASO, mantuvieron una relación cordial con el gobierno de Cristina Kirchner. 

Incluso, muchos recuerdan el paso de la ex mandataria por las oficinas de la empresa en Retiro, cuando aprovechó su inauguración para "estrenar" el pelotero que Globant instaló en uno de sus espacios.

Más allá de los millones de dólares y su gran crecimiento, ¿qué hace específicamente la empresa? Sirve como socio para que holdings de gran envergadura, como pueden ser The Walt Disney Company o BBVA, tercericen ciertos aspectos de su negocios para que estos sean desarrollados por un equipo con expertise.

Por caso, la creadora de videojuegos deportivos EA se asoció con Globant para que esta se encargue de la animación, arte, e-commerce, análisis del target y producción de videos de títulos como NHL y UFC. Otro ejemplo es el de los servicios de streaming, conocidos como OTT (over-the-top), a los cuales asiste desarrollando el código necesario para que puedan ser utilizados en todas las plataformas.

Expandir la compañía fuera del territorio porteño era uno de los objetivos de los emprendedores. "Nos preocupaba la centralización en Buenos Aires. De chico le preguntaba a mi papá por qué llegaba tan tarde de trabajar y me decía que se debía que había manejado durante tres horas. Mi reacción era: ‘Buscate un trabajo en La Plata’. Y él respondía que no había", recuerda Migoya. 

Por eso en 2006 abrieron un centro de desarrollo en Tandil. Luego vinieron oficinas en ‘la ciudad de las diagonales’, Córdoba, Chaco, Tandil, Rosario y Bahía Blanca. A esto se le sumaron operaciones en Uruguay, Chile, Brasil, Perú, Colombia, México, Luxemburgo, España, Bielorrusia, Rumania, India, Estados Unidos y el Reino Unido.

Más allá de los viajes

El desarrollo de software evolucionó en un trabajo integral para transformar digital y cognitivamente a las firmas con las que trabajan. 

Esto fue posible gracias a un spree de adquisiciones de empresas, que se intensificó especialmente después de su IPO en Wall Street, entre las que se encuentran la reciente compra de Avanxo, especializada en soluciones de implementación en la nube, o Belatrix, fuerte en el sector de pagos. 

A su vez, la salida a la Bolsa de Nueva York de MercadoLibre los hizo pensar que cotizar en aquel mítico parqué era algo realizable. 

En julio de 2018, Globant tocó la campana del NYSE con un pricing de u$s10 por acción y cerró la jornada con una capitalización bursátil de u$s326 millones, luego de "levantar" 59 millones "palitos verdes". Hoy, está valuada en más de u$s3.200 millones y sus títulos cotizan a más de u$s80 cada uno.

A pesar de su tamaño, el potencial que tiene para seguir creciendo es gigantesco, ya sea por estar inmersa en la industria tecnológica, un segmento en constante crecimiento, sino también por los posibles mercados a los que aún no llegó y podría desembarcar en un futuro cercano. 

En 2016 anunció un plan de inversión de $1.200 millones por año para crear 5.000 puestos de trabajo hasta 2021. "Cuando dicen que hay que sacar a 14 millones de personas de la pobreza, estoy seguro de que la industria y el agro van a hacer un poco del esfuerzo, pero el gran esfuerzo debe porvenir de la economía de los servicios", vaticina su CEO. 

Migoya es un ingeniero de espíritu melómano (las oficinas de Globant en Catalinas tienen su propia sala de ensayo) que ama navegar los lagos del Sur pero nunca apaga su celular. Según su mirada, el talento "sobra", por lo que la clave no es encontrarlo sino brindar las condiciones necesarias para que pueda desarrollarse.

"El problema es que muchas empresas piensan a corto plazo y buscan empleados para cubrir unos skills muy concretos. Serí­a mejor apuntar a personas con ganas de aprender y que invirtieran en formación", aseguró en 2018.

Lo repite una y otra vez: el camino al éxito se encara pensando en grande y con la mirada puesta en el largo plazo. "Hay una pregunta clave que uno debe hacerse: '¿Quiero estar en este negocio los próximos veinte años?'. La respuesta implica una decisión trascendental. Si es sí, todo te cambia. Pasa a ser un juego de apreciación del capital", asegura.

En esa lí­nea, recalca que para triunfar hay que estar dispuesto a dar el salto internacional: "El mundo es enorme. Tenés que ser global. Si no, es muy difícil que vos y tu pequeña compañía terminen siendo muy grandes". 

Para Migoya es sencillo: no se puede escapar a las reglas. "Podés innovar y cambiar un mercado, crear nuevos, pero esa cancha tiene que ser lo suficientemente grande para que tu equipo también lo sea".

Y vaya si Globant lo es.

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