El ámbito político está convulsionado por estas horas: si bien la aplastante victoria de Alberto Fernández en las PASO lo muestra como favorito en octubre, desde el oficialismo sueñan con una recuperación en octubre.

Alejado del bullicio proselitista, quien está tranquilo por estas horas es Lino Barañao, que tiene dos logros en su haber sin precedentes para un dirigente político en la Argentina.

Por un lado, fue el primer ministro de Ciencia y Tecnología de la Argentina, una cartera que durante la gestión macrista bajó al rango de secretaría.

Por el otro, "sobrevivió" al gobierno de Cristina Kirchner y conservó su puesto a partir de la llegada al poder de Cambiemos. Esta situación inédita fue el resultado de una buena gestión, pero de también de la falta de alguien con trayectoria dentro del macrismo para hacerse cargo de la cartera.

Uno de sus principales hitos como investigador fue haber participado del equipo que en 2002 consiguió el nacimiento de Pampa, la primera ternera clonada de Iberoamérica, que además fue modificada genéticamente para producir leche que contenga la hormona de crecimiento humana.

En el ámbito político, fue presidente del CONICET entre 1999 y 2002, luego de lo cual pasó a ser presidente del Directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.

Barañao no seguirá a partir del 10 de diciembre, sea cual fuere el resultado de las elecciones de octubre. "Es una decisión tomada", afirman desde el entorno del funcionario.

Desgaste

Sin dudas, Barañao fue el funcionario kirchnerista de perfil más bajo y el menos criticado por la oposición. También consiguió que se invirtiera el 0,5% del PBI en Ciencia y Tecnología, una cifra que –pesar de parecer insignificante– fue interpretada como un avance dentro del arco científico.

Dueño de un estilo informal y "campechano" –quienes lo conocen, afirman que en el escritorio de su despacho nunca faltaron mate, termo y bizcochitos–, Barañao consiguió durante su gestión la firma de 13 convenios binacionales con China, Alemania, España y Francia; y la repatriación de 1.300 científicos a través del programa RAÍCES.

También se financiaron unas 6.000 pasantías y becas para la formación de investigadores y científicos en diversas áreas del conocimiento. Además, el ministro hizo su aporte para el lanzamiento de la TV Digital, el prestigioso canal Encuentro y la señal TecTV, y el armado del parque Tecnópolis en Villa Martelli.

Pero con el cambio de gestión, la relación con el sector científico-tecnológico comenzó a resquebrajarse ante algunas medidas antipáticas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri.

En efecto, de las 900 vacantes para becarios ofrecidas en 2015, en 2018 pasaron a la mitad. Según indica el científico y divulgador Fabricio Ballarini, de casi 2.600 profesionales que "ganaron una beca doctoral una postdoctoral, fueron a congresos, dieron charlas y publicaron papers, sólo el 17,3 (450) seguirá haciendo ciencia" en el país. Y los 2.145 restantes "2.145 serán expulsados del sistema y seguramente se irán del país".

"Fue la cara visible de los recortes, pero la degradación del Ministerio a Secretaría fue el golpe fatal", lamentan quienes vieron de primera mano la transición de un ministro con la fuerza para sobrellevar un cambio de gobierno a un secretario resignado ante el fin de otro mandato presidencial.

Además de protestas de investigadores por los recortes, desde la comunidad científica le reprocharon el haber "prestado" el Centro Cultural de la Ciencia (C3) para un encuentro de ciencias y espiritualidad patrocinado por una entidad privada.

"Está en piloto automático. No ve la hora de que llegue diciembre para retirarse", señala a iProUP alguien que recorre diariamente los pasillos del Moderno Polo Científico-Tecnológico de Palermo, donde funcionan desde su inauguración en 2011 la Secretaría, el CONICET y el C3.

Los candidatos

A menos de dos meses para las elecciones de octubre, tanto en el oficialismo como en el Frente de Todos están revisando quiénes ocuparán los cargos centrales a partir de diciembre.

Fernández fue el único candidato que se refirió al reemplazante de Barañao. "Salud, Ciencia y Trabajo deben volver a ser ministerios", anticipó el postulante, quien agregó que el de Ciencia volverá "pero con otro ministro".

iProUP realizó un sondeo entre fuentes de la comunidad científica, para llegar a una "lista corta" de posibles sucesores de Barañao en base a quién termine siendo elegido en los comicios generales.

Daniel Filmus

Si bien Filmus goza de prestigio como académico e investigador del CONICET, cuenta con pocas chances de ocupar el despacho de Barañao. No es que le falten pergaminos, sino que el nuevo secretario debería proceder de las ciencias duras, al igual que Barañao.

Según altas fuentes del ecosistema investigador argentino, estas disciplinas son las que poseen mayor presupuesto, debido a que tienen potencial de generar patentes y mayores convenios de colaboración, por lo que no ven un sociólogo a cargo del organismo.

 

Pero además, las ciencias duras son las más representadas entre los investigadores del CONICET (más del 75%) contra el resto que vienen de las ciencias sociales, según los últimos datos del organismo:

- Sociales y Humanidades: 22,18%

- Exactas y naturales: 22,11%

- Biológicas y de la Salud: 29,69%

- Agrarias, de la Ingeniería y de Materiales: 22,91%

- Tecnología: 3,11%

"No corta ni pincha en el Ministerio", descartan quienes trabajan en la Secretaría de Ciencia y Tecnología, añadiendo otro vector a la matriz: Filmus tiene escasa representación política en el colectivo científico.

Más allá de eso, no faltan quienes aseguran que el dirigente de 64 años volverá a ser ministro de Educación en caso de que Alberto Fernández resulte electo presidente, un cargo que ya ocupó durante el mandato de Néstor Kirchner.

No obstante, que vuelva a surgir el nombre de Filmus no es azaroso: durante la campaña a presidente de 2015, el candidato por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, había asegurado que el sociólogo se iba a hacer cargo de la cartera.

Alberto Kornblihtt

"Es número puesto en caso de que ganen los Fernández", lanzan sin sonrojarse quienes deambulan por los pasillos del CONICET.

Fuentes ligadas al entorno de Alberto Fernández aseguran a iProUP que ven con muy buenos ojos a Kornblihtt para ocupar la silla de Barañao a partir de diciembre, si es que el Frente de Todos resulta ganador en las urnas.
 
"Es el científico más prestigioso de la Argentina y además es ferviente militante del kirchnerismo", asegura la fuente. Además, señala que "tiene muy buen diálogo tanto con Alberto como con Cristina". En su legajo, figuran algunos hitos que lo consagran como firme candidato.

Kornblihtt, de 65 años, es biólogo molecular y doctor en Química, y fue definido por Adrián Paenza como el "Messi" de la ciencia debido a sus logros: es autor de más de 100 trabajos publicados en revistas internacionales que han recibido más de 10.000 citas.

Actualmente, es director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del CONICET-UBA; es investigador superior del Conicet y miembro del directorio del organismo.

Suele repetir entre sus logros que es miembro dos Academias Nacionales de Ciencias: la Argentina, creada por Domingo Faustino Sarmiento; y la de EE.UU., fundada por Benjamín Franklin.

No sólo eso: desde el ámbito científico reconocen que tiene dotes políticos, lo que se tradujo en su militancia. De hecho, defiende que Néstor y Cristina Kirchner ampliaron la ciencia y la academia, al tiempo que critica que Mauricio Macri "desprecia" la investigación.

A Barañao lo acusó de "ningunear" a la ciencia y hasta lo trató de traidor, aunque utilizando términos de su campo de estudio: "Conserva el mismo ADN, pero su epigenética cambió".

Marina Simian

El nombre de esta bióloga de 47 años sonó con fuerza en la opinión pública en mayo, cuando participó del programa de preguntas Quién Quiere Ser Millonario, en el que consiguió 500.000 pesos para financiar su laboratorio.

"El dinero nos lo dan a cuentagotas, no en los tiempos pautados. La devaluación es terrible porque compramos los insumos en dólares. Comprar en Argentina sale tres veces más que en el exterior", afirmó la investigadora del Conicet.

En el predio de las ex Bodegas Giol poco escucharon hablar de esta licenciada en Ciencias Biológicas de la UBA y doctorada en el Lawrence Berkeley National Laboratory de la Universidad de California. Pero el haber visibilizado el problema de financiación le hizo sumar puntos en el ecosistema investigador local.

También resalta su trabajo en la Universidad de San Martín, donde comanda un laboratorio que investiga tratamientos contra el cáncer y produce órganos artificiales con impresión 3D de células madres, una tecnología de avanzada casi inédita en el país.

Al mismo tiempo, es la esposa de Esteban Galuzzi, ex director de Intel para el Cono Sur y actual secretario de Transporte porteño en el gabinete de Horacio Rodríguez Larreta. Y, tras la emisión del programa, fue recibida por el propio Macri a quien le presentó las demandas de la comunidad científica.

Jorge Dotto

Este médico genetista, egresado de la UBA y con varias especializaciones en Estados Unidos, es uno de los jóvenes científicos más reconocidos de la Argentina.

Su currículum señala especializaciones en anatomía patológica y patología ginecológica y mamaria por la Universidad de Yale; y patología molecular y genética por la de Harvard. También figura el Premio al Joven Líder 2005 del Colegio de Patologistas de los Estados Unidos.

"Es una mente brillante y tiene mucho empuje", afirman sus colegas a la hora de describir a quien hoy se desempeña como director del Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a Delitos contra la Integridad Sexual.

Se trata de otro "peso pesado" a la hora de suceder a Barañao, debido no solo a sus logros y proyección: las fuentes consultadas por iProUP resaltan también su "emprendedorismo político".

Más de una vez se mostró a favor de impulsar un proyecto que contemple la realización de un test genético para bebés en gestación que permita a sus padres conocer qué enfermedades serían propensos a padecer sus hijos. Además, cofundó una empresa de medicina de precisión.

También armó un equipo para analizar las muestras de ADN de los jugadores de las divisiones juveniles de la Asociación del Fútbol Argentino a fines de diseñar alimentación y entrenamiento físico específicos según las condiciones genéticas de los deportistas.

Sus chances dependerán de la reelección de Macri. De hecho, en sus redes sociales es un férreo defensor de la gestión actual, más allá de que en 2012 apoyó la sanción de la ley de Fertilización Asistida, impulsada por el entonces senador Daniel Filmus, que contempla la inclusión de estos tratamientos en el Plan Médico Obligatorio (PMO) de las obras sociales.

Facundo Manes

Médico egresado de la Universidad de Buenos Aires y con maestría en Neurociencia de la Universidad de Cambridge, Manes es otro de los nombres que suena con fuerza, especialmente si el oficialismo logra dar vuelta la elección en octubre.

"Si el radicalismo y el peronismo no se adaptan al presente, explican mejor el pasado que el futuro", suele declarar quien arrancó en la política en una unidad básica, pero confiesa tener su corazón en la UCR. También fue diputado por Cambiemos.

Manes es investigador del CONICET, autor de bestsellers de neurociencias y ex rector de la Universidad Favaloro. También colaboró en la revisión de la manera de hacer el diagnóstico de la demencia frontotemporal y el año pasado fue elegido por sus colegas de todo el mundo como presidente de Sociedad Internacional de esta patología.

 

"Es un eterno candidato", remarcan desde el sector, donde destacan también su perfil moderado, a pesar de estar emparentado con el oficialismo. De hecho, es consultor ad honorem del gobierno de la provincia de Buenos Aires.

No obstante, participó de la serie "Súper Cerebro", un ciclo de entrevistas que se emitió por TecTV, una señal del Sistemas de Medios y Contenidos públicos impulsado por el gobierno de Cristina Kirchner.

No será un puesto tan caliente como el Ministerio de Economía, pero también busca quien ocupe la silla. Y quien lo haga deberá cargar con el peso de ser el segundo ministro de la historia, pero también ser el líder de una comunidad científica cada vez más politizada.

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