La aparición de las tecnologías disruptivas modificó la manera en la que nos relacionamos, lo que compramos y en dónde, nuestros gustos e incluso la manera en la que decidimos entretenernos. 

Sabemos que la aparición de Internet ha facilitado la accesibilidad; hoy todo está disponible a un click de distancia. Esta coyuntura de pantallas y códigos binarios abrió un amplísimo abanico de actividades, servicios, plataformas e incluso profesiones. Así es que tanta gente es hoy influencer, blogger, YouTuber e incluso gamer. Podemos decir que hemos ingresado hace tiempo en una nueva era, donde todo está digitalizado, incluso la diversión. 

"Los chicos de antes se divertían jugando a la pelota o andando en bici", suelo escuchar decir a generaciones que no nacieron en nuestra cuna, rodeados de tecnología e innovación constante. 

Es así que nosotros, los millennials, vemos la diversión con otros ojos, y la vivenciamos a través de otros objetos y experiencias. Los videojuegos, dentro de esta industria denominada gaming, han ido ganando terreno y popularidad de manera exponencial. De más está decir que entre más y más jugadores, apareció la necesidad de congregarse, compartir y, por supuesto, competir. 

Así viene gestándose una tendencia, desde la década del 80, cuando se organizaban torneos y los aficionados se juntaban de a cientos. Hoy son más de 2500 millones de gamers a lo largo y ancho del planeta. 

Por eso nacieron los eSports, también llamados deportes electrónicos, competiciones de videojuegos que se realizan sobre plataformas de tipo multijugador, donde se juega en igualdad de condiciones y la victoria depende pura y exclusivamente de la habilidad de los competidores. 

Los eSports son la prueba fehaciente de la profesionalidad de una industria que ha demostrado ser increíblemente rentable. Solo en 2018, la industria del gaming facturó más de  u$s 135 mil millones.

Tales cifras, entre otras razones, invitan a las empresas que desarrollan videojuegos a estar siempre buscando la manera de superarse, incorporar nuevas tecnologías y satisfacer a su tan exigente público. 

La creación de la blockchain (la tecnología detrás del bitcoin y demás criptomonedas) ha desdibujado los límites antes tan claramente delimitados. Hoy, la inclusión de esta tecnología en videojuegos permite hablar de información descentralizada, transparencia e inmutabilidad de registros e incluso escasez comprobable de recursos digitales. 

Pongámoslo en palabras más simples: esta tecnología, entre tantos beneficios, le permite a sus jugadores asegurarse la posesión efectiva de sus activos digitales. ¿Qué significa esto? Que si dentro de un juego un jugador obtiene, por ejemplo, una armadura, esta le pertenece de manera efectiva, es decir, podrá disponer de ella como quiera, incluso usarla en cualquier otro juego que incluya esta tecnología. 

A esto último se le llama interoperabilidad. Si así quisiera el jugador, también podría venderla a través de una operación simple y sin intermediarios, la cual quedaría permanentemente asentada dentro del registro descentralizado en el que se basa la blockchain.

A su vez, toda la información se guarda en múltiples lugares a la vez, garantizando así su fiabilidad, inalterabilidad y lo que es más, cualquier individuo puede disponer de la información almacenada cuando guste.

Pensando en aquellos que son testigos de y firmes creyentes en la revolución que ha iniciado esta tecnología -y para aquellos que se sienten un poco escépticos con respecto a su potencial, el jueves pasado tuvo lugar en el corazón de Palermo Soho un torneo organizado por Experimental, la empresa argentina detrás de Cryptowars, la cual levantó recientemente más de USD 500.000 de inversionistas extranjeros.

Matías Nisenson, el CEO de esta empresa que hace casi dos años desarrolla este juego de estrategia sobre la blockchain, cuenta que "lo que está pasando en Argentina será parte de la historia del gaming, el nacimiento de una vertical completamente nueva que permite a los usuarios vivir de jugar, gracias a las criptomonedas y su potencial tecnológico y financiero".

Este torneo fue sponsoreado por MakerDAO, la empresa creadora de la stablecoin DAI. Mariano Di Pietrantonio, Community Lead Latin America en MakerDAO, comentó: "estamos muy orgullosos de sponsorear este tipo de eventos que empujan al gaming hacia una nueva etapa y estamos felices de apoyarlos con nuestra moneda". 

El torneo en sí duró aproximadamente tres horas y el ganador se llevó ni más ni menos que ARS 25.000 en premios. Nada mal, ¿no? Por más increíble que parezca, Experimental no es la única empresa que se dedica a esto en nuestro país: Pixowl es una empresa argentina que fue adquirida el año pasado por Animoca, una empresa con base en Hong Kong. 

Pixowl hace ya 8 años desarrolla videojuegos y hace poco decidieron lanzar una versión nueva de uno de sus juegos más populares, incluyendo esta aclamada tecnología disruptiva.

A pesar de que todavía la industria del gaming no tiene en Argentina la fuerza o el ritmo que posee en otros lugares del mundo, viene tomando impulso. Empresas que desarrollan videojuegos para miles de jugadores satisfechos y chicos que ganan torneos mundiales son pruebas irrefutables de que la industria del gaming y los eSports son valores en alza en nuestro país.

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