Neuralink, la empresa de Elon Musk dedicada al desarrollo de interfaces cerebro-computadora, enfrenta una competencia creciente desde China, donde proyectos locales comenzaron a mostrar avances significativos en la tecnología de implantes cerebrales.

El mercado de chips neuromórficos, que incluye estas tecnologías, fue valorado en u$s160 millones en 2024 y se proyecta que alcance los u$s5.830 millones hacia 2029, según estimaciones de la industria.

Este crecimiento exponencial fue catalizador suficiente para captar el interés de gobiernos, empresas y laboratorios por una tecnología que busca redefinir la forma en que los seres humanos se relacionan con la inteligencia artificial y sistemas automatizados.

Neuralink tiene competencia: cómo China avanza implanta chips cerebrales en humanos

En abril de 2025, el Instituto Chino de Investigación Cerebral (CIBR) junto con la compañía NeuCyber NeuroTech anunciaron la implantación exitosa de su chip cerebral inalámbrico denominado Beinao No.1 en tres pacientes.

Se trata de un dispositivo semi-invasivo que busca mejorar la comunicación entre el cerebro y sistemas externos, con aplicaciones en el tratamiento de enfermedades neurológicas y en el control de dispositivos digitales.

También en abril de este año, el Centro de Excelencia en Ciencia del Cerebro y Tecnología Inteligente (CEBSIT) de China, en colaboración con el Hospital Huashan de la Universidad de Fudan, realizó el primer ensayo clínico en humanos de un sistema inalámbrico de alto rendimiento de interfaz cerebro-ordenador

China avanza en la industria de implantes cerebrales en pacientes humanos con nuevos desarrollos

El procedimiento incluyó una cirugía mínimamente invasiva para implantar el dispositivo, que permitió a un paciente tetrapléjico controlar un ordenador únicamente con el pensamiento.

Meses más tarde, en diciembre de 2025, el centro llevó a cabo un segundo ensayo clínico en humanos, esta vez con un paciente parapléjico de alto nivel. El dispositivo permitió controlar de manera confiable una silla de ruedas inteligente y un perro robótico, utilizando señales eléctricas del cerebro (EEG). El ensayo demostró que la tecnología podía aplicarse en escenarios del mundo real, ofreciendo movilidad autónoma y capacidad para recuperar objetos.

El sistema, mínimamente invasivo, abre la posibilidad de que las interfaces cerebro-máquina se utilicen en ámbitos más amplios, desde la rehabilitación médica hasta la robótica avanzada.

El gobierno chino, por su parte, trazó un plan estratégico para dominar el sector de los dispositivos BCI (Brain Computer Interface) en un plazo de cinco años.

En el marco de su programa "Made in China 2025", la apuesta por esta tecnología se suma a otras áreas consideradas críticas para el liderazgo tecnológico global. La meta es construir una industria competitiva que pueda rivalizar con Estados Unidos en un campo que promete transformar tanto la medicina como la interacción humano-máquina.

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