La colaboración entre OpenAI y el legendario diseñador Jony Ive, conocido por su papel clave en la creación del iPhone y otros productos icónicos de Apple, no pasa por un buen momento. 

Lo que comenzó como una alianza prometedora entre innovación tecnológica y diseño de vanguardia, enfrenta actualmente una serie de obstáculos que ponen en duda los plazos y la viabilidad del proyecto

Luego de la adquisición de la startup "io" -fundada por Ive- por parte de OpenAI en una operación valuada en u$s6.500 millones, ambos se embarcaron en el desarrollo de un dispositivo de IA sin pantalla, concebido como un asistente personal contextual que revolucionaría la interacción entre humanos y tecnología.

El concepto detrás del dispositivo es audaz: un aparato del tamaño de la palma de la mano, sin botones ni pantalla, capaz de captar señales audiovisuales del entorno y responder de forma natural a las necesidades del usuario.

La idea es que el dispositivo esté siempre encendido, escuchando y observando, para intervenir solo cuando sea útil.

A diferencia de gigantes como Amazon y Google, que cuentan con sistemas robustos para sus asistentes Alexa y Google Home, OpenAI todavía trabaja para escalar la potencia de cálculo necesaria para que ChatGPT funcione de manera fluida en un dispositivo físico que esté activo en todo momento. 

Un asistente sin pantalla, muchas barreras por resolver

Sin embargo, el proyecto se enfrenta a múltiples desafíos técnicos que retrasaron el proyecto, como la infraestructura de procesamiento.

Otro punto crítico es el diseño de la personalidad del asistente. El equipo debate si la IA debe adoptar un tono empático y conversacional o mantenerse sobria y funcional.

Encontrar un equilibrio es clave para evitar que el dispositivo se perciba como invasivo o molesto.

Pero el punto crítico más cuestionable es el hecho de que esté siempre encendido, en tanto plantea preocupaciones sobre la privacidad, ya que implica la activación constante de micrófonos y cámaras. Esto obliga a establecer protocolos rigurosos para la gestión de datos personales y la intervención contextual de la IA.

A pesar de que el equipo liderado por Ive ya tiene avanzado el diseño físico y la experiencia de usuario, los problemas más complejos se concentran en el software y la arquitectura técnica.

Las dificultades para garantizar un rendimiento estable, una interacción útil y una protección adecuada de la privacidad genaron incertidumbre sobre el futuro del dispositivo y fuentes cercanas al proyecto advierten que el lanzamiento previsto para 2026 podría retrasarse.

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