Las filtraciones de datos ya no son un problema aislado: en 2024 se registraron, solamente en Estados Unidos, más de 3.100 incidentes públicos, apenas por debajo de un récord histórico. El impacto fue tal que se enviaron más de 1.300 millones de notificaciones a víctimas de violaciones de seguridad, de las cuales mil millones corresponden solo a cinco "mega brechas" que expusieron más de 100 millones de registros cada una.

Según especialistas, una vez que la información personal circula en foros clandestinos de ciberdelincuentes, se convierte en combustible para múltiples estafas de identidad: desde compras ilegales hasta la creación de perfiles falsos imposibles de rastrear.

"Cuando los datos se filtran, es muy probable que se vendan o intercambien entre grupos criminales para distintos esquemas: fraude con tarjetas, apertura de cuentas nuevas, phishing o la construcción de identidades sintéticas que mezclan información real con datos generados por máquinas", explicó Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica, en declaraciones a las que accedió iProUP. 

Qué datos buscan los delincuentes

Los ciberdelincuentes apuntan a todo tipo de información que pueda servir para usurpar la identidad de una persona:

Con esos datos, es posible no solo realizar transacciones fraudulentas, sino también acceder a más información sensible y, en algunos casos, hasta solicitar créditos a nombre de la víctima.

Cómo logran robarlos

De acuerdo con el informe de ESET, los atacantes cuentan con múltiples vectores de ataque, que van desde clásicos intentos de phishing hasta técnicas más sofisticadas:

Cómo protegerse

ESET recomienda aplicar un combo de medidas preventivas para minimizar riesgos:

En caso de sufrir un robo de identidad, la acción inmediata es bloquear tarjetas, denunciar el fraude, cambiar contraseñas y activar 2FA en todas las cuentas críticas.

"El fraude de identidad sigue siendo una amenaza porque es un negocio fácil y rentable para los cibercriminales. Reducir las vías de acceso a nuestra información es la forma más eficaz de incomodarlos y mantener nuestras vidas digitales seguras", concluyó Gutiérrez Amaya.

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