La inteligencia artificial está atravesando un momento de inflexión. Después de años de avances vertiginosos, los modelos más sofisticados del mundo enfrentan un nuevo límite, no técnico sino estructural: ya no queda tanto conocimiento humano disponible para seguir entrenándolos.

Elon Musk lo planteó durante un Space en X: los modelos como ChatGPT, Grok o Deepseek ya absorbieron buena parte del contenido que circula en internet, y si no hay nuevas fuentes de datos, el progreso de estas herramientas podría estancarse.

Si bien puede parecer un escenario lejano, no lo es. En los últimos años, el boom de la IA generativa obligó a usar cada vez más recursos para alimentar a los algoritmos: textos, imágenes, videos, líneas de código, conversaciones. Hoy, el volumen de datos disponibles empieza a volverse insuficiente.

¿Llegará la IA que se entrena sola?

La solución que propone Musk es disruptiva: reemplazar el sistema tradicional de aprendizaje por uno basado en datos sintéticos, generados por la propia inteligencia artificial.

Así, los modelos podrían entrenarse sin depender de la producción humana, usando información generada artificialmente y validándola de forma interna.

Esto representa un giro profundo en el desarrollo de la tecnología. No solo porque transforma el modo en que se entrena la IA, sino porque redefine su vínculo con el conocimiento. De aprender de los humanos, pasaría a aprender de sí misma.

El propio Musk reconoce que este cambio podría llevar a una etapa de menor crecimiento. Sin embargo, cree que es la única forma viable de sostener el desarrollo del sector.

"La inteligencia artificial se calificará a sí misma y pasará por un proceso de aprendizaje", explicó. Y aunque no dio detalles técnicos sobre cómo se implementaría este sistema, dejó en claro que será un paso necesario para evitar el estancamiento.

Exejecutivo de Google advierte que los humanos sufrirán el avance de la IA

Mo Gawdat, exdirector de operaciones comerciales de Google X, aseguró que la inteligencia artificial está avanzando a un ritmo que supera la capacidad de las instituciones y gobiernos para controlarla y gestionar sus efectos.

El experto anticipa un período de al menos 15 años, al que definió como "un infierno", en el que la humanidad deberá enfrentar grandes desafíos derivados de la convivencia con máquinas cada vez más inteligentes.

Entre los principales riesgos, Gawdat destacó: la pérdida de empleos, la desinformación y el deterioro de las relaciones sociales, además de la necesidad urgente de establecer regulaciones claras para evitar un impacto negativo.

Su llamado a la atención pone de manifiesto la importancia de prepararse ante un futuro donde la IA no solo se desarrollará de forma rápida, sino que transformará profundamente la forma en que las personas viven y trabajan.

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