La nueva ley de promoción propicia la exportación de servicios basados en el conocimiento, en un ambiente donde la competencia mundial aumenta.

Durante 2018, la ventas de servicios al exterior (que integra software, contables, jurídicos, de ingeniería, biotecnología, o contenidos audiovisuales) generaron u$s6.000 millones. Y aunque la demanda crezca el volumen exportado sigue siendo el mismo: "es la misma cifra que hace 6 años", explica Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, la entidad que agrupa a empresas como IBM, Accenture, Globant, Invap, Biogénesis Bagó, Grupo Assa, Baufest y Mundo Loco, la productora de Juan José Campanella.

La realidad es que el comercio internacional de servicios crece más rápido que las ventas globales de productos.

La Argentina no es ajena a este proceso, especialmente por el impulso de la industria del software, su mayor fortaleza. "La globalización pasa hoy por el tráfico de datos, el intercambio de conocimientos, la ingeniería, los servicios profesionales y los contenidos audiovisuales. Como contrapartida, el tráfico de bienes manufacturados se estanca", resume Marcelo Elizondo, experto en negocios internacionales, profesor del ITBA y director de la consultora DNI.

Las exportaciones de servicios se estancaron, según Galeazzi, por los problemas económicos del país y "porque la competencia global es tremenda". El mercado tiene múltiples direcciones y "depende el sector, la Argentina compite con Polonia, Canadá, México, Filipinas o la India", ejemplificó el directivo. A pesar de las dificultades, Galeazzi afirma que "la economía del conocimiento está en expansión en todo el mundo y la Argentina tiene condiciones para jugar", porque tiene "una buena base profesional y muy buenas empresas".

El sector celebró la reciente sanción de la "Ley de la Economía del Conocimiento", que otorga beneficios impositivos, incentivos fiscales y reducción de los costos laborales, entre otros, a empresas que exporten software, contenidos audiovisuales, tecnología espacial o satelital, biotecnología y servicios profesionales de todo tipo, desde legales, contables, ingeniería hasta soporte tecnológico.

La exportación de servicios tiene dos vertientes. Por un lado, están las empresas que destinan parte de su producción al exterior. Y por otro, las multinacionales que gestionan desde la Argentina algunas áreas (reclutamiento de personal, contratos jurídicos, desarrollos de ingeniería, análisis clínicos y balances contables, entre otros) para sus filiales del mundo. Esto es posible, coinciden los expertos, por el notable despegue de la infraestructura de las telecomunicaciones.

La sanción de la ley, para muchos, robustece esas actividades, pero resulta insuficiente para participar en las grandes ligas. "La ley de promoción ofrece garantías de estabilidad, pero no era necesaria. Lo principal es ordenar la macroeconomía", subraya Elizondo. A su entender, el país atraviesa problemas estructurales. "La macroeconomía, la baja tasa de inversión, la falta de acuerdos con otros países para evitar la doble tributación y, finalmente, el marco laboral, algo indispensable para un negocio tan cambiante", enumeró el especialista.

Galeazzi discrepa. El directivo cree que la ley "nos da estabilidad fiscal y normativa por 10 años y beneficios que no existían", dijo, aludiendo a la Ley de Software, promulgada en 2003 y que vence a fin de año. Además asegura que en muchos países están propiciando regulaciones de ese tipo desde hace tiempo: "Estamos llegando tarde, nos cuesta subir al tren, pero por lo menos ahora estamos en carrera", señaló.

Para las empresas de software, la ley es la continuidad de una norma que fortaleció a la actividad. Hoy, la industria tiene poco más de 100.000 empleados, pleno empleo y que el año pasado exportó u$s1.700 millones, según datos de la CESSI, la cámara sectorial. Se trata de un sector que en 2018 generó 5.337 nuevos puestos de trabajo y que no pudo cubrir alrededor de 3.000 posiciones. Estados Unidos es el principal destino de las ventas locales (52%) básicamente por dos motivos: el buen nivel de inglés del argentino promedio y los husos horarios compartidos entre los dos países.

Baufest es una de las favorecidas por la mayor demanda del exterior. Nacida en la Argentina y con oficinas en Chile, Perú, México y los EE.UU., la compañía tiene hoy 650 empleados y "el 30% de la facturación provienen de las exportaciones", dijo al Económico Angel Pérez Pauletti, su CEO. Sobre la ley de promoción, el ejecutivo asegura que su compañía creció la última década a una tasa del 20%, promedio y que el principal problema es algo estructural: la falta de profesionales calificados. "Este sector no da abasto con los recursos", sostuvo el ejecutivo.

Desde 2001 en adelante, varias multinacionales vienen centralizando en el país algunas áreas, para atender algunas o todas sus filiales. El JP Morgan, por ejemplo, tiene 1.700 personas para la gestión de créditos y evaluación de riesgos. "Chevron instaló también en Buenos Aires un centro de compras global, en el que trabajan más de 300 abogados", remarca Galeazzi. Algo parecido a lo que hizo Exxon Mobile, otro coloso petrolero, que hoy tiene 1.800 profesionales cumpliendo tareas para sus 40 oficinas repartidas en todo el mundo.

"La compañía inauguró en 2004 un Business Soport Center, para proveer servicios profesionales (impuestos, liquidación de salarios y compras, entre otros", explican. Básicamente son universitarios bilingües provenientes de distintas ramas, pero todos enfocados en el negocio de hidrocarburos.

"Antes de 2001 era impensable prestar servicios desde la Argentina", introduce Flavio Squillacioti, líder del Centro de Tecnología de Accenture, una de las Big Four de la consultoría mundial. En el país, Accenture tiene 9.300 empleados calificados. De ese total, el 30% trabaja para la estructura interna de la compañía, distribuida en 120 países, en dos áreas clave: recursos humanos y finanzas y servicios tecnológicos.

Para Squillacioti, las devaluaciones y la sanción de la ley de promoción "ayudan pero no modifican sustancialmente nuestros planes". Este alto ejecutivo, al igual que otros, sostiene que las principales ventajas de la Argentina es el "buen nivel de inglés y el huso horario compatible con los Estados Unidos", indicó Clarín.

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